Juzgar la labor del sexenio corresponde al pueblo, aunque un tema que destaca es, tal como lo admitió el Presidente de la República, la falta de seguridad que existe en el país, estimó el obispo de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, al ser interrogado por la declaración del titular del ejecutivo federal, quien admitió que los resultados en seguridad “están lejos de ser satisfactorios”. A esa situación, estimó el jerarca católico, se suma la corrupción creciente y otros hechos que agravian a la sociedad.
“Esta expresión no es nueva, nosotros sabemos que la inseguridad está en las comunidades, está en los pueblos, incluido en nuestra realidad. No solamente es este sexenio, fue en el y los anteriores, donde se ha venido dando un proceso de descomposición, del tejido social y donde los factores fundamentales que propician la violencia y la inseguridad no se han atacado, uno de ellos es la corrupción, es decir, la falta de legalidad, entonces, los gobiernos tendrán que buscar nuevos caminos para ello, especialmente el nuevo gobierno, que ha expresado que se siente capaz para hacerlo”.
Continuó que la inseguridad y la corrupción son factores que propiciaron la falta de popularidad del presidente de la República, esto ante hechos que agraviaron a la comunidad, entre ellos las desapariciones en Guerrero y actos de corrupción evidenciados en las redes sociales.
Evaluó que el informe se centrará, sin embargo, en logros en materia de infraestructura, así como en las reformas a legislaciones federales, expresiones de las que sólo se podrá notar sus frutos con los años.
Entre los desafíos aún existentes, estimó, se encuentran pobreza y educación, particularmente porque la primera crece, en lugar de disminuir. En educación, continuó, también falta mucho por hacer, muestra de ello es como jóvenes optan por migrar a Estados Unidos y otras naciones, desde que ingresan a la secundaria, lo que es peor, que ven como camino de oportunidad al crimen organizado.
Por último, consideró importante lograr una verdadera libertad religiosa, por lo que confió que en esta administración federal se concreten los esfuerzos de la Conferencia del Episcopado Mexicano para lograr una verdadera libertad religiosa, muy diferente a la libertad de culto.