Las inundaciones en Querétaro son consecuencia de los cambios de uso de suelo y del crecimiento de la mancha urbana sobre zonas de protección ecológica, señaló la bióloga y activista ambiental, América Vizcaíno Sahagún.
"Considero que hay tres aspectos: los cambios de uso de suelo y la pérdida de cobertura vegetal en zonas de protección ecológica, así como en ríos, bordos y presas, además de la insuficiencia de infraestructura pluvial", comentó.
Añadió que los regidores han autorizado de manera irresponsable este tipo de dinámicas urbanas, sin conocer el plan de riesgos y vulnerabilidad, ni los estudios técnicos necesarios para las necesidades en infraestructura que requiere la entidad.
"Dudo que los regidores conozcan el estudio hidrológico y el dictamen de la Comisión Nacional de Aguas (CONAGUA), así como otros estudios técnicos previos a la autorización. Los regidores se caracterizan por actuar sobre un terreno que está en un documento fuera de contexto de la situación hidrológica en Querétaro", sostuvo.
Refirió que tanto ríos, bordos y presas son sistemas naturales de drenaje pluvial y cuando estos se urbanizan disminuyen su capacidad de captura y regulación de agua, lo que ocasiona que se agraven las inundaciones en la zona metropolitana.
"Podemos ver estos ríos, bordos y presas urbanizados como la de El Cajón, en Juriquilla; la presa de El Pinto; el bordo Azteca, donde hay edificaciones, y el bordo de la Cuesta China, donde se dio cambio de uso de suelo para la construcción de un Walmart, y como esos hay muchos, lo que agrava la situación", detalló.
Vizcaíno añadió que la ciudad se desborda sobre las zonas de protección, las cuales captan grandes volúmenes de agua, lo que complica la situación debido a que hay insuficiencia en materia de obra hidráulica, situación que ninguna administración a cargo ha continuado.
"¿Cómo es posible que obras que se construyeron relativamente hace poco para el control pluvial, su capacidad sea insuficiente? Imagínate lo que sucederá en la zona metropolitana si urbanizan Peña Colorada; alrededor de cinco mil hectáreas. Sería un acto suicida desde el punto de vista urbano e hidrológico", concluyó.