Cuando se elige una carrera profesional parecería que todos los momentos de enseñanza se orientan hacia una especialización que enfoque la mirada en ese campo de trabajo. Sin embargo, es importante recordar que el desempeño laboral nunca se hace de manera aislada, y que las competencias que nos abren al diálogo, a la escucha y al trabajo colaborativo entre disciplinas es fundamental para la formación universitaria. Es así que los retos que combinan varias carreras se vuelven espacios particularmente ricos para el aprendizaje.
¿Cómo pensar en un proyecto que une a dos disciplinas aparentemente lejanas en un mismo desafío? Esa era la tarea que reunió a estudiantes de las Licenciaturas en Comunicación y Derecho en septiembre de este año, que de manera colegiada desarrollaron Recursos educativos abiertos para adolescentes del barrio de San Gregorio, San Roque, San Agustín del Retablo, La Piedad, San Sebastián y Montenegro que les permitiera conocer y practicar los derechos fundamentales sobre la preservación del medio ambiente en el marco de las actividades de Cáritas de Querétaro.
Los equipos de trabajo diseñaron un diagnóstico de las realidades de las audiencias y los medios idóneos para incidir en un modelo de acompañamiento y regularización académica desde una pedagogía crítica y atractiva. El reto fue una forma aplicada, creativa y situada de trabajo colaborativo que funcionó con gran éxito, y logró generar una oportunidad de aprendizaje valiosa, balanceada y multidisciplinaria que fue de gran aprecio por los grupos estudiantiles. Y sobre todo, nos recordó que gran parte del valor de un reto académico es abrirnos a aprender desde la diversidad, la diferencia y la compañía.
*Directora nacional del programa de Comunicación