Unos cuantos meses bastaron para llevar a las empresas a generar un profundo cuestionamiento sobre sus valores y principios que ante los nuevos escenarios globales, demandaron adaptaciones y serios cambios sobre las formas de ser y estar de las mismas.
Durante años, las organizaciones velaron por la búsqueda de modelos de desarrollo estables, sólidos y seguros que aseguraban la permanencia en los mercados, a los cuales se fueron adaptando poco a poco. Esta estabilidad tan anhelada, se convirtió para muchas organizaciones en el principal escollo en cuanto adaptación ante la nueva realidad.
Hoy los valores de flexibilidad, adaptación, autogestión, hibridación, se convierten en los pilares que les permiten adaptarse y transformarse de manera profunda, tanto en sus formas de hacer, como en sus modelos conceptuales de concebir los negocios.
Aquellas organizaciones que entendieron rápidamente la necesidad de gestionar un modelo flexible que se adaptara rápidamente a las condiciones adversas que presentó el mercado, han logrado no sólo mantenerse vigentes, sino también les ha permitido desarrollar nuevos productos y en algunos casos hasta crecer.
La sensación de una necesidad profunda de cambio, se hace presente en muchas empresas y es acertado atender a este llamado para poder renovarse desde las raíces del negocio. Hoy se requieren nuevos modelos de valores que en un entorno de alta incertidumbre pueda generar alternativas de negocios en donde la confianza, la trasversalidad, la flexibilidad y altos niveles de adaptación y cambio, se hagan presentes. Este es el momento de revisar los valores fundamentales que guían la labor de las empresas para descubrir desde lo más profundo de su identidad, las nuevas formas de ser y estar en esta extraña vuelta a la normalidad.
*Profesora de la Escuela de Humanidades y Educación, Tec de Monterrey Campus Querétaro.