Francisco Domínguez aseveró que provisionalmente no aplicarán sanciones para quienes no utilicen el cubre bocas, ya que confía en que la población entienda la importancia de hacerlo, pero que si no actuamos todos se tendrá que volver al aislamiento máximo que ya se vivió en abril, mayo y la mitad de junio.
No obstante, el gobernador recordó que en el transporte público sí es forzoso que los usuarios y operadores porten la mascarilla.
“Todavía no, yo creo en las queretanas y los queretanos que tenemos la capacidad de entender”, respondió Domínguez sobre una probable orden de hacer detenciones.
Precisó que dependerá de toda la población el número de nuevos casos positivos de Covid-19 que se presenten en la entidad, aunque reconoció que esto va a la alza, por lo que hizo un llamado a que la población vulnerable no salga de los hogares.
“Vamos a hacer mucha supervisión, a fortalecer las medidas sanitarias y lo que llamamos el entrenamiento social”, indicó.
El mandatario subrayó que también su gobierno y los municipales reforzarán las inspecciones en establecimientos para que operen con los porcentajes que están permitidos en el semáforo naranja de riesgo epidemiológico, lo cual deberán realizar las autoridades municipales.
“Este es un llamado, si no hacemos las cosas correctas el peor escenario es regresar al encerramiento y que muchos negocios ya no sean esenciales”, advirtió.
El estado de Querétaro se mantiene en semáforo naranja con la apertura de comercios, como se estableció desde el 17 de junio por evaluación estatal; sin embargo, reforzarán de forma importante las medidas sanitarias ante la ponderación federal que lo ubica en rojo.
Detalló que primero harán un llamado a los establecimientos para que cumplan con el aforo permitido y, si no se cumple, procederán a las clausuras y sanciones por parte de autoridades municipales.
“Tienen como autoridad municipal que supervisar que nadie esté arriba de un porcentaje”, subrayó Domínguez.
Refirió que el peor escenario para la entidad es que se regrese al confinamiento, lo que sería la “puntilla de muerte” para los pequeños comercios, lo que fue advertido por lideres empresariales.