Cuando su vida corría riesgo, Luis Hernández Centeno pidió a la virgen que le diera una oportunidad más de vida, lo atropellaron y su último pensamiento fue su familia, despertó y aunque la recuperación ha sido dolorosa y paulatina, no hay día en el que no agradezca a San Juan Diego y la virgen de Guadalupe.
“Vengo toda la peregrinación de Querétaro al Tepeyac, ha mejorado mucho, yo me enfermé y gracias a la santísima virgen y la santa cruz de los milagros y nuestro señor Juan Diego hemos salido adelante, hice la promesa a causa de un atropellamiento que sufrí, pero gracias a Dios y a la virgen y a todos los guadalupanos que estamos aquí, poco a poco nos estamos recuperando”.
Ya desde muy niño venía a la peregrinación, con 57 años, lleva 49 viniendo de peregrino, siempre ha vivido en Villas de Santiago donde presta servicio en su iglesia y también a las peregrinas.
“Desde entonces vengo a la peregrinación prestando un servicio gratuito para todas las peregrinas de manera de atribuirle a Dios, desde la hermana Simonita, en ese tiempo andamos aquí dentro de la peregrinación y la señora Irma Aragón de la Cañada nos invitaron y mi mamá me trajo”.
Viaja desde hace 30 años acompañado de su esposa, aunque a veces las secuelas del accidente y el dolor regresan, se mantiene firme y nunca deja de cargar su figura de San Juan Diego, que el ha ido restaurando con el paso del tiempo.