En el corazón del primer cuadro de la ciudad, sobre la calle Ignacio Allende 26 Sur, José Luis García Villanueva y su esposa, Argelia Marroquín Galindo, cada año, reciben cerca de 200 figuras, algunas con más de 40 años de antigüedad, provenientes no sólo de la ciudad, sino también de la Sierra Gorda y el semidesierto queretano.
Esta pareja ha dedicado más de 26 años a una labor que mezcla arte, fe y tradición: la restauración de Niños Dios y otras imágenes religiosas.
Su trabajo, que involucra paciencia, precisión y un profundo respeto por las creencias populares, los ha convertido en referentes en Querétaro, especialmente para quienes buscan preservar reliquias familiares con valor sentimental incalculable.
"Nos traen imágenes muy antiguas, de madera o materiales de época. Es común que tengan fracturas en brazos o rostros. Las restauramos con técnicas que les devuelven su esencia original", explicó José Luis, quien se especializa en el arte de pintar las figuras, mientras Argelia trabaja en la restauración estructural.
El costo de estas restauraciones varía entre 600 y 6,000 pesos, dependiendo del daño y los materiales necesarios para devolverles la vida.
"Es más caro que comprar uno nuevo, pero el valor sentimental de estas figuras no tiene precio. Muchas veces han pasado de generación en generación", comentó José Luis.
Explicó que, durante el proceso, que puede tardar dos días o más, el material debe secarse correctamente para garantizar la durabilidad.
Entre las historias que resguardan estas figuras, destacan las de familias que traen Niños Dios con más de cuatro décadas de historia.
"Son piezas que pertenecieron a las abuelas o que fueron regalos de boda. La gente no quiere deshacerse de ellas por el significado emocional que tienen", detalló el restaurador.
Además de restaurar, la familia también vende figuras religiosas de resina y fibra de vidrio, una tendencia creciente debido a la dificultad para encontrar materiales tradicionales.
Sin embargo, José Luis subrayó que "siempre hay calidades en el trabajo, y nos esforzamos por ofrecer piezas bien hechas".
A pesar de los desafíos que enfrentan, como el desgaste físico y visual que conlleva su labor, esta pareja planea seguir trabajando mientras la salud lo permita.
"Hacemos esto porque nos apasiona el arte y porque sabemos que estas piezas tienen un significado profundo para las personas", afirmó José Luis.
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Su taller está abierto todo el año, y aunque la temporada alta se concentra en diciembre y en enero, previo al 2 de febrero, cuando se celebra la presentación de los Niños Dios, la familia recibe encargos constantemente.
"No dejamos de trabajar. Aunque a veces ya no alcanzamos a entregarlos para Navidad, siempre buscamos cumplir para las fechas importantes".
Para contactar a este taller cuentan con el número de teléfono 442 322 9328, donde la tradición y el arte se entrelazan para preservar la memoria y la fe de las familias queretanas.