La Confederación de Porcicultores Mexicanos a través de su presidenta Marilú Abrego Chávez compartió que se necesita de infraestructura, control de entradas, movimientos internos, salidas y registros, que son las cinco medidas de bioseguridad para impedir el ingreso y diseminación de enfermedades a las granjas porcinas.
En ese sentido la presidenta detalló que la bioseguridad en granjas porcinas es un elemento clave para minimizar riesgos de que el virus de la Peste Porcina Africana (PPA) ingrese a las Unidades de Producción.
“La PPA no representa peligro para la salud humana, pero mata a los cerdos domésticos y silvestres, no existe vacuna para esta enfermedad, el virus es altamente resistente en el ambiente y en los productos de origen porcino contaminados y sí los comportamientos imprudentes pueden disminuir la enfermedad”.
Para ello, Abrego Chávez indicó que todos los materiales (vehículos, equipos y demás) entrantes y salientes deben ser limpiados y desinfectados a fondo para eliminar la suciedad visible e inactivar los patógenos todavía presentes.
Ducharse o lavarse las manos antes y después de visitar un establecimiento porcino, utilizar ropa y calzado específicos en el establecimiento, además limpiarlos es importante pues se eliminan los restos visibles de material orgánico antes de desinfectar, así como desinfectar las instalaciones entre grupos de animales, con desinfectante aprobado contra el virus de la PPA.
“Es importante que los productores de este tipo de ganado o los que están a cargo de ellos que también deben respetar las concentraciones y el tiempo de contacto recomendado, además de no alimentar a los cerdos con residuos o desechos alimenticios no tratados”.
Asimismo, la presidenta mencionó que también se debe establecer y mantener barreras físicas para limitar las oportunidades de diseminación de la enfermedad por medio de personas, animales o materiales, aseguró que cuando se aplica adecuadamente la segregación previene la contaminación e infección.