Una situación contraria a la de los clientes que se tatúan algún elemento que recuerde a alguien que ha muerto, es cuando las parejas recurren para honrar sus relaciones amorosas a través de un tatuaje, por lo que Óscar afirmó que “han sido muy malas experiencias, me han tocado personas a las que les tatuamos una palabra o el nombre de cada uno y a los quince días tronó la relación y lo tenemos que cubrir. ¡Es una broncota! porque son tatuajes minimalistas que, con poco, abarcan mucho y se tiene que pensar en alguna pieza más grande que las personas no lo quieren, porque buscan algo del mismo tamaño que el original. Cuando lo van a hacer, les digo que lo piensen un poquito”.
Oscar García es egresado de la Universidad Autónoma de Querétaro, en donde cursó la Licenciatura en Artes Visuales, actualmente trabaja en el estudio de tatuajes Parthenon, en la ciudad de Querétaro, junto con un equipo que conforman otros artistas locales de la tinta.
Casualmente, las zonas en las que las parejas se tatúan son muy visibles, pues una de las más frecuentes es el brazo: “también una vez tatué a un nombre grandísimo en el omóplato, pero la relación ya terminó desde hace muchos años y cubrirlo está muy complicado.
Al consultarlo sobre si han recurrido a él para cubrir los tatuajes hechos durante una relación amorosa terminada, Óscar expresó que sí ha sido una cuestión habitual “muchas veces ha sido así, por eso yo no lo recomiendo, o si quieren algo entre los dos, yo les recomiendo que sea algo muy personal, sobre todo para que no se den cuenta las demás personas que traes el nombre de la ex”.
No obstante, aunque son contadas, las historias de amor duradero aún existen: “tatué el rostro de la esposa de un amigo en todo su brazo, pero ellos están muy felices, tienen muchos años casados. Antes, yo sí platiqué con él, y me comentó que estaba muy convencido de lo que hacía, tanto por los años que ya tienen juntos y porque no lo hacía tanto por estar con ella en un momento dado, sino por el agradecimiento que le tenía a ella por todo en lo que lo había ayudado”, recordó.
Para Óscar, es preferible tatuarse por una cuestión estética, más que por el significado de los diseños, porque “se puede llegar a algo muy bonito con el significado que ellos quieren, muchas veces lo que quieren como tal son los nombres, pero se pueden hacer muchas otras cosas, en el caso de las parejas, si a la chica le gusta una flor, él se puede hacer esa flor, así es algo muy significativo y estético a la vez”.
Los diseños más comunes son frases y nombres, últimamente, han proliferado las peticiones de ideas en torno a las mascotas, gatos y perros, principalmente, “el tatuaje más raro que he hecho fue un pitufo arriba de un hongo, de la caricatura de los 90”. Sin embargo, en ese caso, era una referencia al sobrenombre con el que llamaban al padre de su cliente.
Respecto a la idea de que la piel puede volverse el propio lienzo, Óscar opinó que “es muy cierto, y es muy representativo lo que expresas, yo creo que puedes ver los tatuajes de alguien y enseguida te familiarizas con lo que le gusta”.
Si bien es cierto que durante un largo periodo de la historia los tatuajes habían sido sinónimo de rebeldía, pasado delincuencial, o incluso de simple discriminación, García considera que cada vez estamos más cerca de que ocurra lo contrario: que lo raro sea no estar tatuado.
La edad ya no es un aspecto que caracterice a una persona con tatuajes, de acuerdo con la experiencia que ha vivido recientemente “me ha tocado tatuar a personas de 60 años, de 20, de 30 o 40 años, está muy surtido y veo muchísimas personas que se están tatuando día con día”.
“Antes, yo creo que les preocupaba mucho el tatuarse algo por perder el trabajo o porque los juzgaran de delincuentes. Ahorita ya no, es muy común ver a personas con puestos muy elevados con un tatuaje”.
“Yo amo mi trabajo, me encanta hacerlo, convivir con las personas, platicar, escucharlos y representarlos en su piel”, afirmó que es consciente de que su trabajo puede que sea una de las pocas certezas que se tienen que durará en el cuerpo de una persona, si no se interviene con algún procedimiento de remoción, por lo que aseguró que en los casos de las parejas, “sientes como un remordimiento cuando haces los nombres, eso es lo más feo porque son muy pocas personas las que duran toda la vida, por eso es que les comento si están seguros y si dicen que sí, ya es su elección”.
Asimismo, no solamente ha habido clientes que graban en su piel un mismo diseño por tratarse de su pareja, sino que también tiene experiencias de amistades. Aunque podríamos pensar que este tipo de relaciones tienden a ser menos conflictivas y más duraderas, en la experiencia de García ha habido amigas que eligen tatuarse juntas para después arrepentirse por el fin de la relación.
A pesar de que sí es mucho más frecuente que novios o esposos se tatúen juntos, también sucede que diversos miembros de una familia deseen compartir tatuajes, “he tatuado muchas familias, hermanos con el papá o la mamá”.