Finaliza el año y 2022 se vislumbra como un periodo de esperanza y, al mismo tiempo, con tantas paradojas de incertidumbre, lo que motiva a reflexionar sobre un futuro que se hace presente. Con la pandemia por Covid-19, además de las problemáticas en salud y empleo, también ha habido muestras de apoyo mutuo y otras necesidades humanas como la bondad.
La bondad, a palabras de Ana Edith Vázquez, psicóloga clínica por parte de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), “es una virtud propia de los seres humanos, que se caracteriza por la compasión que sienten, en un momento dado, las personas por sus semejantes, actuando siempre en beneficio de ellos sin ningún tipo de interés personal".
El Día Mundial de la Bondad "es una buena fecha para recordarnos que ser amables y compasivos puede tener grandes repercusiones en la salud y en las relaciones sociales", añadió la especialista, motivo por el que en tiempos de sana distancia esto "representa una oportunidad para acercarnos entre nosotros".
"Estamos cansados, fatigados, sin ganas de nada. Algunos en casa, fastidiados y otros saliendo día a día a conseguir trabajo o ganarse el pan. ¿Dónde queda en ese mundo tan caótico la bondad?", se cuestiona.
Para el sociólogo Carlos Alberto Cabrera, la bondad es una virtud que posibilita la integración social y va encaminado a un sentido de humanidad, más allá de los pensamientos egoístas con los que comúnmente se nos enseña a socializar.
"Constantemente está la enseñanza de ver por los propios intereses, pero nada más alejado de la realidad. Somos seres sociales y necesitamos de los demás, pero no solo verlos como objetos que me sirven, sino que son personas que tienen su propia historia y que comparte incluso hasta las mismas penurias que yo", indicó.
Para el académico, el pensamiento individualista ha dejado estragos sociales en materia de salud mental, pues afirma que en términos históricos cuando las personas comenzaron a ser más egoístas, en la era moderna, incrementaron los niveles de depresión y ansiedad.
"Nosotros nos necesitamos. Es importante que nos apoyemos, principalmente con las personas más vulnerables. Ayudar va más allá de un bienestar personal, tiene que ver con el tipo de sociedad en el que queremos estar y del que queremos ser parte", aseguró.
Alberto Cabrera recordó la anécdota de la antropóloga estadounidense Margaret Mead, a quien se le cuestionó cuál era el primer signo de civilización en la humanidad. "Los estudiantes esperaban que Mead hablara sobre el fuego o alguna herramienta, pero no", comentó.
"El primer signo de civilización en una cultura fue un fémur que alguien se fracturó y luego apareció sanado", prosiguió Cabrera. "Margaret detalló que en el reino animal el tener alguna fractura significaba que ibas a morir. No puedes huir de algún ataque o buscar comida, así que eso te vuelve una presa fácil", dijo.
Añadió que ningún animal con una extremidad inferior rota sobrevive el tiempo suficiente para que el hueso se recupere por sí solo. "De modo que un fémur quebrado y que se curó es evidencia de que alguien se quedó con esa persona y la cuidó".
"Esta historia nos dice mucho. Mead sabía que el apoyo, los cuidados, el hacer algo por los demás demuestra que eres humano, que tienes empatía, ¡vaya!, está diciendo que lo único por lo que estamos aquí, hasta este tiempo, luego de muchos fémures y huesos lastimados, es gracias a que hay personas bondadosas", concluyó.