Con disfraces, máscaras, sombreros y juguetes, la profesora Mary Carmen Bojórquez se ha desempeñado como docente a nivel preescolar durante 23 años. Su pasión por la enseñanza la ha llevado a experimentar con juegos y herramientas pedagógicas para que niños y niñas puedan aprender de una manera divertida.
Con la llegada de la pandemia y el cambio a clases virtuales, Mary Carmen ha mantenido esta divertida dinámica, misma que la ha llevado a abrir su propio canal de YouTube donde cuenta fábulas con peluches, usa las matemáticas en la vida cotidiana e incluso tiene una grabación sobre su proceso de vacunación para que niños y niñas puedan aprender. “Soy de ellos y para ellos”, refirió entusiasmada.
Actualmente se desempeña en el turno matutino de la escuela “Gandhi” y el vespertino en la escuela “María Guadalupe Terrazas Ortega”, al norte de la ciudad, además de ganar el Premio Estatal de Desempeño Docente en 2017 con el proyecto “Innovación e Inclusión de niñas y niños con NEE y/o discapacidad a través del Aprendizaje Situado, desde hace 8 años en el Nivel de Preescolar”.
“NUESTRA MEMORIA NO ESTÁ EN UNA LISTA, SINO GRABADA EN EL CORAZÓN”
Mary Carmen ama su trabajo. La voz se le enternece cuando habla de las y los niños que acompaña en su proceso de desarrollo, de quienes dice aprender constantemente con cada grupo que llega.
“Me gusta mucho mi trabajo, lo disfruto, porque la infancia es lo más puro que puedo disfrutar y me gusta mucho aportar en el desarrollo de los pequeñines. Mi función y enfoque es reducir las barreras de aprendizaje que salga de cada uno de mis niños y maximizar el aprendizaje de todos”, señaló.
Para ella los niños son un sector importante al que casi nadie le presta atención, y reconoce que su labor ha sido escucharlos y otorgarles herramientas para que ellos puedan expresar lo que sienten, quieren y desean.
“Subestiman a nuestros pequeños por pequeños, pero es un ser que se expresa, que vive, que siente y que se debe escuchar y apoyar a que se exprese. Es muy importante el lenguaje oral en el nivel preescolar, porque a través de este los niños expresan lo que son, le ponen nombre a lo que sienten, el por qué está enojado, qué le hace sentir feliz”.
Busca trabajar basada en la inclusión y en el entendimiento de que cada niño y niña es diferente y así también su aprendizaje, por lo que explora alternativas para que los niños conozcan sus habilidades y las pongan en práctica.
“Cada vez que ingresaba a un salón o aula es una nueva aventura donde dejas el corazón, donde entregas la pasión por enseñar y aprender, porque aprendes junto con ellos. Tratar de que su estancia escolar se vuelva una experiencia maravillosa. Que sean felices cuando entren y cuando salgan, y tengan el amor por aprender”.
JUEGOS, DINÁMICAS, MÁSCARAS, JUGUETES...
Mary Carmen se confiesa amante de los juguetes: máscaras de luchadores, una de Yoda, gorros, sombreros, cualquier accesorio que permita que los niños disfruten aprender y lo hagan de una manera divertida.
“Se buscaron los medios posibles para que nadie quede fuera, que esta sea una escuela inclusiva, donde hacemos actividades que consideran la diversidad y la forma de aprender de nuestros alumnos”.
Confiesa que esto no es únicamente por la educación virtual, sino que es una medida que ha implementado básicamente todo el tiempo de enseñanza que tiene. “Es algo complicado mantener la atención de un niño de 3 años con una desconocida”, señala, y añade que esto ha permitido que los niños tengan confianza para expresarse.
“Me gusta mucho que los niños, si les da pena expresarse, se ponen un sombrero y fortalecen la autoconfianza. Así poco a poco van mejorando su forma de expresarse, porque pasa con los adultos, que necesitas algo que te haga sentir confiado”.
“DISFRUTO MI TRABAJO, DOY LO MEJOR DE MÍ”
Mary Carmen es un ejemplo de vocación, una profesora que busca las maneras de desempeñarse en favor de los niños, para que puedan obtener una educación de calidad y que les permita un crecimiento personal favorable.
“Disfruto mi trabajo, doy lo mejor de mí, trato de rescatar y aportar a la sociedad con la motivación al niño que será mi cardiólogo, a la niña que será mi doctora. Son las futuras generaciones”.
Aboga por una educación que incluya a todos, que busque el respeto y el trabajo en equipo, que los niños aprendan a que puedan lograr lo que se proponen y que no hay mayor limitación que lo que ellos imaginen.
“Es nuestra labor conocer cómo es que aprenden y respetar sus ritmos, poniéndoles retos cognitivos, conocimientos situados y significativos en su vida”, dice.
Hay profesores y profesoras que dejan un legado en los estudiantes. Sus conocimientos y consejos se recuerdan. Mary Carmen aún se encuentra con muchos de sus antiguos estudiantes, siendo jóvenes, maduros, quienes la saludan cada que la encuentran en la calle o en un sitio.
El amor es quizá su recompensa y ella seguirá en esta labor orgullosa, buscando la mejor manera de aprender y enseñar, siempre con el corazón por delante.
