En el inicio de la Semana Santa, tanto adultos mayores como jóvenes se unieron para preservar la tradición del Domingo de Ramos en el Santuario de la Santísima Cruz. Este emblemático lugar fue testigo de una notable afluencia de personas que acudieron con sus ramos de palma para ser bendecidos en esta ceremonia.
Desde tempranas horas, el santuario fue testigo de una notable llegada de feligreses, todos ellos portando con devoción sus ramos de palma, emblema de esta festividad, para ser bendecidos durante la ceremonia religiosa.
Entre cantos y oraciones, la comunidad se reunió para participar en la bendición de estos ramos, un gesto que simboliza la renovación espiritual y la esperanza que trae consigo esta época del año.
Lo más destacado de esta jornada fue la presencia unificada de diferentes generaciones, demostrando que la tradición del Domingo de Ramos trasciende las barreras del tiempo y la edad. Adultos mayores y jóvenes compartieron momentos de reflexión y comunión, fortaleciendo los lazos familiares y comunitarios en torno a esta celebración religiosa.
"Vengo con mi abuelita desde que era niña", declaró Mariela Hernández Cruz, joven estudiante de 20 años. "Desde siempre recuerdo venir con mi familia, me gusta micho, estoy tiempo con mi abuelita y por eso vengo; me gusta mucho estar con ella".
Doña Josefina Fonseca compartió su perspectiva sobre la importancia de la Semana Santa para la comunidad católica, destacándola como un período de reflexión significativo. Rememoró cómo en su infancia, su madre le enseñó a respetar esta fecha, instaurando normas como la prohibición de juegos y la escucha de radio debido al carácter solemne del momento.
Sin embargo, observó un cambio con el tiempo, donde las restricciones han disminuido. Cada vez hay menos seguimiento a las reglas religiosas, por lo que ella, entendiendo esta situación, en lugar de imponer medidas estrictas como las que le enseñaron a ella, optó por transmitir la relevancia de la ocasión para que sus hijas y nietas la celebren de manera consciente y voluntaria.
"Ahorita los jóvenes no quieren saber nada de la iglesia. Ni de Dios. Pero no podemos ponernos a como antes nos hacían, de que era obligatorio. Aunque desde que tuve a mis hijos, ellos si bien son católicos, no son tan devotos como una, y mis nietas tampoco tuvieron ese arraigo, más que por mí. Yo no intento obligarlas, más bien les digo que me acompañen y ellas vienen, porque nos la pasamos juntas y ellas ya son bien creyentes también".
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Los adultos mayores se esfuerzan por transmitir estas prácticas religiosas y comunitarias como un legado a sus hijos y nietos. Es frecuente observar a niños y adolescentes participando en la tradición del Domingo de Ramos, portando sus propios ramos de palma, lo que refleja la continuidad y el arraigo de esta costumbre en las nuevas generaciones.
Para muchos, esta ceremonia no solo representa un acto de fe, sino también una oportunidad para mantener vivas las costumbres y enseñanzas transmitidas de generación en generación. El Santuario de la Santísima Cruz se erigió así como un espacio de encuentro y unión, donde la espiritualidad y la tradición se entrelazan para recordar el significado profundo de la Semana Santa.