Más de tres décadas transcurrieron para que México presenciara nuevamente la oscuridad del día, esta vez parcial, durante un eclipse solar. Treinta y dos años de avances tecnológicos, cambios culturales y acceso a información que desvanecieron mitos y supersticiones arraigados, como no salir a la calle, no mirar al cielo o incluso atar listones o seguros a las embarazadas.
Estas prácticas quedaron rebasadas en la era de la información que no sólo disipó mitos, sino que también educó sobre cómo observar el fenómeno astronómico de forma segura y responsable.
En la actualidad el acceso a herramientas avanzadas ha permitido que todos podamos presenciar un eclipse solar, desde lentes especialmente diseñados hasta avanzados telescopios con filtros o métodos caseros.
El público ahora tuvo muchas opciones para disfrutar el eclipse. Además, los observatorios astronómicos abrieron sus puertas a los más curiosos, especialmente a los niños, invitándolos a explorar las maravillas celestiales.
Ayer por el eclipse la expectación se apoderó de la ciudad, algunos de los espectadores en las calles con miedo y preocupación trataban de mirar el fenómeno, mientras que otros buscaban algunos signos de la oscuridad que se avecinaba, y alguno que otro más valiente se aventuró a mirar de reojo entre las nubes cómo la luna pasó frente al sol.
Muchos utilizaron cristales para soldar, eso sí, con un grado de opacidad superior a 14, y la mayoría de las personas con los famosos lentes especiales diseñados para eclipses.
Incluso los teléfonos móviles y las cámaras fueron las herramientas más utilizadas, a pesar de las advertencias sobre posibles daños a la vista y a los sensores de las cámaras, casi nadie dejó pasar esta oportunidad que recordaremos toda la vida.
A pesar de que el eclipse no fue total en nuestro estado y el cielo estaba parcialmente nublado, la gente entusiasmada no perdió la oportunidad de ser parte de este evento astronómico que rara vez podemos presenciar, en el cual la comunidad astronómica y el público en general se unieron para apreciar este asombroso evento con entusiasmo.
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Los días en que se utilizaban radiografías, negativos de fotos, discos y disquetes para observar eclipses quedaron en el pasado. En esta ocasión, el espectáculo ofrecido por el sol y la luna se vivió de manera consciente, abierta y sin miedo, pero, sobre todo, de manera responsable.
Y mirando hacia el futuro, ya hay nuevos motivos para la emoción, ya que el próximo eclipse solar está programado para el 2024, y no será hasta el 2052 que nuestro país será testigo nuevamente de un acontecimiento similar. Estos eventos astronómicos siguen siendo recordatorios de la asombrosa belleza del cosmos y la importancia de explorarlos de manera segura y respetuosa.