Hace unos días Lorena Sánchez Salmón se enteró que fue electa para recibir el Premio Estatal del Deporte 2022 como entrenadora de deporte adaptado; sin embargo, éste es solo uno de su lista de grandes logros que está encabezada por la lucha que le ganó al cáncer de mama y que le ha dejado grandes enseñanzas.
Lorena Sánchez tiene 38 años y nació en Naucalpan, Estado de México; sin embargo, al año de vida se fue a vivir a Durango, y hace 10 años llegó a Querétaro por los índices de inseguridad que se vivían en el norte del país.
SUS PAPÁS FALLECIERON POR CÁNCER
A Querétaro llegó acompañada de quien era su pareja y sus dos hijas, María Regina y Carolina, quienes fueron un pilar fundamental durante el tiempo en el que enfrentó al cáncer.
La cercanía de Lorena con el cáncer comenzó con los padecimientos de su mamá, quien falleció por cáncer de mama, y su papá, quien murió por cáncer en los huesos. Por dichos antecedentes, Lorena se realizaba exámenes cada seis meses, como medida de control ante la situación.
“Mi mamá falleció cuando yo tenía 23 años, justamente de cáncer de mama. (sic) Mi papá también enfermó de cáncer cuando estaba en la secundaria, pero él en huesos, a mi papá le daba tres meses de vida y siguió viviendo 14 años después de que le detectaron. En 2014 fallece él también”, contó al Diario de Querétaro.
Lorena pasó por un proceso de divorcio y al concluir, en automático detectó una bola de gran tamaño en el seno izquierdo, una bola "bastante dolorosa". De inmediato visitó a una ginecóloga, le realizaron ultrasonidos, le dieron varios tratamientos, pero ninguno funcionó. Con sus antecedentes, se realizó una mastografía y fue ahí donde identificó la presencia del cáncer.
Su primera reacción fue de sorpresa; sin embargo, la experiencia familiar previa le ayudó a salir adelante y decidió que no repetiría la historia de su mamá, si no hacerse cargo de su propia historia. Cuando visitó al oncólogo de inmediato le solicitó que le quitara el seno, aunque éste se negó en un principio. Para ella, como para su madre, su seno ya había funcionado para amamantar a sus hijas y ahora valora poder sentir cómo late su corazón sin la presencia del seno izquierdo.
"Yo no sabía en qué grado estaba mi cáncer, yo esperaba y tenía la ilusión de que estuviera empezando, pero estaba en tercer grado ya y mi preocupación era que estuviera en otros órganos, yo ya sabía qué es el cáncer, cómo avanzaba, no era algo desconocido. A inicios de 2019 comienzo mi tratamiento de quimioterapias", recordó.
EL APOYO FAMILIAR ES FUNDAMENTAL
En enero de 2019 comenzó sus quimioterapias, ocho, y aunque cada una de ellas era más dolorosa que la otra, el deseo de estar con sus hijas, en ese entonces de ocho y seis años, la mantenía con ánimo. Para Lorena es fundamental explicar a los hijos la enfermedad que se enfrenta y hacerlos parte de, en vez de aislarlos. Su actual pareja, Tania, fue primordial en este proceso, tanto psicológico como emocional.
"Creo que nunca tuve miedo al cáncer, al contrario, nunca me enojé por tenerlo, nunca lo vi como un castigo divino, simplemente lo vi como una experiencia más, un proceso más, un proyecto más que tenía que superar y hoy en día le sigo agradeciendo al cáncer que hubiera estado presente en mi vida porque fue el patadón que necesitaba para despertar a todo lo que estaba perdiendo en el camino", expresó.
Aunque el proceso de quimioterapia era complicado cada día, recordó que en la sala de quimioterapias primero rezaban, después hacían relajo y al final estaban decaídos por el tratamiento; sin embargo, atesora cada momento porque conoció distintas historias. Además, reconoció que durante su proceso también tuvo el acompañamiento de amistades, estudiantes, padres de familia, docentes y empleador.
"No he parado de construir desde ese momento, el cáncer para mí fue, es y siempre va a ser un gran maestro de vida", enfatizó.
Concluidas sus quimioterapias, Lorena fue candidata a un protocolo de investigación que consistió en varias inyecciones en las piernas, similares a una quimioterapia. Ahora, nuevamente, realiza revisiones cada seis meses, sin limitaciones físicas ni alimenticias.
PREMIO ESTATAL DEL DEPORTE
Con una sonrisa en el rostro, Lorena relató que la mañana del 13 de octubre recibió la noticia de que fue electa para recibir el Premio Estatal del Deporte 2022, reconocimiento por su ardua labor y los logros que ha obtenido como entrenadora de deporte adaptado.
"Han sido seis años de esfuerzo, de trabajo, muchas veces de decir para qué hago esto o cuál es el motivo, y significa todo, igual que el cáncer, por algo tenía que seguir yo viviendo. Aparte, cuando estaba en mis peores momentos de enfermedad, yo le decía a Dios 'neta, dame otra oportunidad porque aparte de que tengo que echar a andar a mis hijas, dame la oportunidad de hacer algo bueno con mi vida, algo importante', y este premio significa eso, la recompensa a tantas cosas que no creí posibles", enfatizó.