Construida en 1793, la vieja cocina con su sistema de refrigeración natural es uno de los sitios más importantes del templo y convento de la Santa Cruz, donde los frailes resguardaban sus alimentos y cuya tecnología fue de las más avanzadas de la época.
Este exconvento resguardó alrededor de 100 sacerdotes durante su inicio en el siglo XVII, época de su apogeo, donde construyeron una cocina apta para su alimentación, donde contaban con parrillas, pues cocinaban con leña.
En los alrededores, destacan dos trasteros y una pila donde obtenían el agua potable, proveniente del ahora simbólico acueducto creado por el III Marqués de Villar del Águila, Juan Antonio de Urrutia y Arana, entre 1726 y 1735.
En el techo, se vislumbran dos ventanas colocadas al centro de la cocina, una especie de chimenea, con la función de hacer corrientes de aire para sacar todo el humo, en una construcción inclinada para que no se adentre el agua de lluvia y evitar inundaciones.
“Ellos tenían un sistema hidráulico muy avanzado, porque si se dan cuenta que las construcciones tenían una inclinación, así que toda el agua cuando llueve baja por canales y estos lo redirigen a un aljibe o cisterna”, comentó Miriam Oregel, historiadora y guía turística de este sitio.
El refrigerador donde resguardaban los alimentos se mantenía a temperaturas bajas debido al material de cantera con que fue hecho el edificio, además las corrientes de aire y las tuberías de barro vidriado.
“Cuando funcionaba el acueducto y bajaba el agua el lugar era frío, y pues aquí era donde almacenaban sus alimentos para que no se echaran a perder colgaban carne, todo lo que preparaban”, añadió.
Para lavar los trastos sucios los frailes contaban con un fregadero de alrededor de dos metros de largo y uno de profundidad, hecho con cantera queretana, donde se introducían para la limpieza de lo que se ocupaba en la cocina.
“También usaban la sal para los pescados; con eso lo mantenían más tiempo. En algunos documentos se ha mencionado que utilizaban hasta arena para guardar los alimentos. En el caso del fregadero, ahí vemos la tubería desagüe a un costado”, mencionó.
La vida cotidiana en los conventos de frailes ha sido hasta ahora poco revisada por los historiadores, principalmente en cómo se alimentaban. Las órdenes religiosas, tanto masculinas como femeninas, influyeron con sus procedimientos en la cocina de esta región a través de sus recetas, traídas de ultramar.
Desde el punto de vista arquitectónico, los conventos eran una especie de fuertes autosuficientes, que contaban, entre otros espacios, con huerta, aljibes, cámara de almacenamiento de alimentos o despensa, cocina y refectorio.
El templo y convento de la Santa Cruz es un sitio histórico, emblema de la ciudad de Querétaro, donde se dice apareció la imagen del apóstol Santiago luego de una batalla entre chichimecas y españoles, en el llamado cerro del Sangremal el 25 de julio de 1531.
La importancia agrícola, comercial y espiritual que alcanzó la provincia de Querétaro a finales del siglo XVI y principios del XVII se vio reflejada en la ciudad. Como pocos casos, Querétaro pronto dejó de ser un pueblo de indios para convertirse en "ciudad populosa y nobilísima de españoles".