La Alameda Hidalgo, el parque considerado el pulmón verde del centro histórico de Querétaro, muestra actualmente un estado de abandono en diversas áreas de su infraestructura.
Ubicada entre las calles Corregidora, Constituyentes, Avenida Zaragoza y Luis Pasteur, y con 219 años, este espacio, que ha sido un refugio de tranquilidad para los ciudadanos durante décadas, presenta ahora múltiples signos de deterioro.
La Alameda Hidalgo es un parque que cuenta con una superficie de 9 hectáreas, mil 692 árboles y 24 parques interiores; además de qué forma parte de la historia del país, ya que tres presidentes de la República lo visitaron.
Una de las zonas más afectadas es el área aromática, donde originalmente se colocaron plantas con fines aromáticos para el disfrute de los visitantes. Sin embargo, actualmente muchas de estas plantas no se encuentran, y en algunos casos han sido sustituidas por otras especies que no coinciden con las descripciones en las placas informativas. Esta área, que en su momento fue uno de los atractivos del parque, se encuentra visiblemente descuidada.
En la zona de juegos, el panorama no es mejor. Rejas dobladas, el piso levantado y la falta de mantenimiento en las estructuras evidencian el uso constante y el deterioro que no ha sido atendido. Además, varias de las infraestructuras, como algunos juegos y la fuente ubicada de cara a la calle Corregidora, presentan falta de pintura y limpieza.
Uno de los aspectos más notables es la falta de mantenimiento en los andadores, donde la acumulación de maleza sugiere que las labores de poda no se han realizado con regularidad.
En algunos puntos, la maleza parece haber sido dejada durante días o semanas, acumulándose al punto de parecer un basurero improvisado.
A lo largo del recorrido, también se observa la falta de granillo rojo, o tezontle, material que solía cubrir los bordes de los caminos para uso de corredores, pero que ahora se encuentra disperso o en mal estado, y, el kiosco central también muestra signos de desgaste, tanto por su uso como por las condiciones climáticas.
La estatua de Miguel Hidalgo, que se encuentra al centro del parque, se observa en buenas condiciones, a diferencia de otras infraestructuras. Los baños públicos también se reportan en buen estado y el parque cuenta con seguridad privada.
Sin embargo, los visitantes han notado el deterioro en las bancas de madera, las cuales, debido a las condiciones climáticas, se encuentran en mal estado, siendo imposible sentarse en algunas de ellas.
Además, las placas informativas en diversas zonas del parque datan aún de la administración municipal 2012-2015, lo que resalta el largo tiempo transcurrido sin actualizaciones o remodelaciones significativas en el lugar.
Cabe destacar que la última intervención de mayor impacto en la Alameda Hidalgo se realizó durante la administración del exalcalde Marcos Aguilar, quien en su momento invirtió más de 69 millones de pesos, en dos fases, para la rehabilitación de los andadores a base de adocreto, la rehabilitación de la trotapista a base de tepetate compactado, y la restauración del quiosco.
Desde entonces, los caminos centrales parecen ser los únicos que reciben mantenimiento regular, probablemente debido al mayor flujo de personas que circulan por ellos.
En contraste, las jardineras y otras zonas del parque muestran ramas secas y basura acumulada, especialmente cerca del pozo de agua conocido como "Alameda dos", donde se encuentra una importante cantidad de residuos y tierra.
El deterioro no se limita al interior del parque. En el exterior, las paredes de la Alameda presentan rayones y grafitis, resultado de diversas manifestaciones a lo largo de los años.
Los logotipos del municipio de Querétaro, ubicados en algunos puntos, ya no cuentan con sus letras originales.
A pesar de estos desperfectos, la Alameda Hidalgo sigue siendo un espacio utilizado por los queretanos para descansar o caminar.
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Este emblemático parque, que ha sido un espacio de referencia en la vida de Querétaro durante más de 50 años, enfrenta hoy un reto en cuanto a su mantenimiento y conservación.
Aunque sigue siendo un lugar concurrido por quienes buscan un momento de paz en el bullicioso centro histórico, los signos de descuido generan preocupación entre los ciudadanos sobre el futuro de este importante pulmón verde de la ciudad.
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