En el segundo domingo de Cuaresma y tras una semana de luchar contra el maligno y sacarlo de nuestras vidas, debemos transfigurarnos, para avanzar en este camino Bautismal, y seguir los ejemplos de vida de Jesucristo, afirmó el Monseñor José Martín Lara Becerril, vicario de la Diócesis al asentar el segundo paso que deben seguir los católicos en esta temporada.
Bajo el tema “La Cuaresma es un camino Bautismal”, explicó que se deben trasfigurar dos realidades que nos llevarán a una vida nueva, asentó el ministro de la Iglesia Católica, y para entender el mensaje explicó que cuando Jesús les anunció a sus discípulos que iría a Jerusalén y que tendría que morir en la cruz, ellos quedaron perplejos, pero, con tres de ellos subió a la cima del monte, en donde les reveló su verdadera apariencia, causando todavía más asombro y entonces, todo cambió.
“Se transfiguró, quiere decir que cambió algo, mucho o todo en su vida; dice el evangelio que el rostro de Jesús brillaba, que sus vestidos eran relampagueantes y que estaban con él dos grandes personajes del antiguo testamento, Moisés y Elías y que se vio una nube y se oyó una voz. Esa es la verdadera transformación”, expuso.
Fue entonces que el temor se acalló, pues Jesús mostró parte de lo que después vendría, presentó una nueva realidad en la que “más allá de la muerte y el dolor, está la vida, está la resurrección, en la que existe una vida nueva”.
Por ello, y para este segundo domingo de Cuaresma, y tras el primero en el que se indicaron cinco pasos para vencer al mal, viene la segunda etapa, que es la transfiguración, que no es más que escoger un camino de vida orientado a quienes verdaderamente somos de manera pura, demostrando con acciones que estamos en camino de una vida nueva en la que ya habremos expulsado los sentimientos que provocan los pecados capitales y evitamos las tentaciones.
“Ponte tu vestido nuevo, tu vestido blanco, transforma tu rostro”, señaló.
Entre los dos pasos están el cambiar el rostro, que es el reflejo de la persona y la ventana del alma; y cambiar el vestido, que representa la personalidad y la manera de actuar hacia los demás. Y aquí hizo un importante paréntesis.
“Debemos cambiar el rostro de desesperanza, el rostro de dolor, de desánimo, en un rostro luminoso, glorioso, en un rostro resucitado que siempre se ilumine con una sonrisa, que no muestre el dolor, sino que muestre a una persona vida y sea un rostro orgulloso. El vestido nos habla de cambiar del egoísmo a la solidaridad, de la tristeza al gozo, de la vanidad a la generosidad, no debemos ser indolentes y escuchemos la palabra de Dios”.
Este es el tema de la semana, mismo que dará a conocer en la tradicional misa dominical de Santa Rosa de Viterbo, en tanto explicó que, si realizamos estos pasos, estaremos caminando correctamente en este camino Bautismal-Cuaresmal.
“Recordemos que la meta es llegar a morir con cristo y resucitar con él en su pascua gloriosa”, concluyó.