Leonardo Amezcua Carbajal, diagnosticado con síndrome de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDH), inició sus clases virtuales el 24 agosto con sesiones de hora y media de las materias de español y matemáticas, sólo los días lunes, miércoles y viernes.
Con 13 años de edad, Leonardo cursa el último año de la secundaria en el Centro de Atención Múltiple (CAM) Hellen Keller, tuvo su última clase presencial el 16 de marzo, fecha en la que aún no concluía el ciclo escolar y después de 2 meses reactivaron la actividad ya desde casa. A través de una evaluación, obtuvo el pase para que este ciclo 2020-2021 cursara el tercer año.
“A mediados de mayo el maestro empezó a mandar tareas, trabajos, todo a través de grupos de chats que tenemos en WhatsApp, nosotros padres de familia, tampoco fuimos a la escuela para que nos dieran indicaciones especiales”.
A los 8 años de edad, Leonardo obtuvo el diagnóstico médico del síndrome TDH, no obstante, tuvo la oportunidad de cursar la primaria en una escuela común y corriente, fue hasta la secundaria que el adolescente fue inscrito a una escuela de educación especial.
“Me siento bien, siento que estoy aprendiendo, pero no como antes. Extraño a mis compañeros el verlos y convivir”.
Un día normal de clase virtual para Leonardo es levantarse temprano, desayunar y ponerse la playera de uniforme, ya que su maestra ha solicitado que durante la hora y media que están conectados los 12 alumnos del grupo “C” no se distraigan con alimentos, no traigan pijama y hagan todo lo posible por tener imagen presentable.
La madre de familia Roxana Carbajal, quien tuvo que dejar uno de sus trabajos que desempeñaba por la mañana, debido a que ahora tiene que estar pendiente de las clases y dar seguimiento a la educación de su hijo, compartió que la escuela ha dotado de material en digital, lo correspondiente a tres semanas y ellos posteriormente tienen que imprimir.
“La escuela nos manda los archivos con los trabajos, sesiones, ejercicio y demás en digital, de las materias de español, matemáticas, que tenemos que integrar a la carpeta, a partir de la próxima semana ya empiezan a ver computación, maestro de comunicación todavía no hay y esta semana inicia la cita con la psicóloga”.
Roxana Carbajal agregó que cuando se tenían clases presenciales, Leonardo llevaba más materias, como Cívica y Ética, Historia, Inglés y Comunicación donde les enseñan el lenguaje de señas.
“Nos hemos tenido que adaptar, tengo que estar al pendiente de las clases, que realice bien los trabajos las tareas. Además de que tuve que comprar una tablet para que mi hijo pudiera conectarse a las clases”.
Asimismo, Roxana opinó que observa hay retraso en la educación de su hijo, aunque reconoce que la educación especial está por debajo de la tradicional, no obstante, considera que una hora y media tres veces a la semana, no es lo más adecuado para un proceso de enseñanza.
“Cuando iban a clases presenciales veían más materias, aparte una hora y media interactuando con todos los alumnos es complicado, lo sé porque yo estoy aquí durante la clase con él y si es complicado”.