Las autoridades de Querétaro deben estar atentas ante el incremento de ciertos delitos para que la situación no se salga de control, por lo que el reto es no dejarse llevar por la sensación de seguridad que prevalece en la sociedad, afirmó Emilio Paulín Larracoechea, criminólogo y secretario académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).

“En Querétaro creo que el gobierno tiene que estar atento a estos incrementos, para que no se les salga de control, tanto lo objetivo y estadístico, como esa percepción de seguridad que se ha mantenido o, incluso, ha aumentado esa percepción de que nos sentimos más seguros en Querétaro”, expresó.

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Paulín Larracoechea explicó que la criminalidad tiene dos dimensiones: una que es objetiva, es decir lo que estadísticamente sucede. Precisó que esa criminalidad a su vez se configura de otros factores: la llamada cifra negra, y la otra que es la cifra oficial. “La percepción se basa en lo que está pasando, que es la criminalidad objetiva”.

Agregó que la otra dimensión es la criminalidad subjetiva, que es precisamente la percepción de seguridad. En ese sentido comentó que no necesariamente se alimentan una con la otra; es decir, no necesariamente donde hay una criminalidad con estadísticas altas la gente se siente necesariamente insegura, o al revés.

“Creo que el reto del gobierno, es no dejarse llevar solamente por la sensación de seguridad; que es un elemento importante. Sí solamente atiende o cree que ese es el único resultado y no atiende lo que es la incidencia, o sea, los números, lo que verdaderamente está pasando, entonces, al tiempo esto va a ser contraproducente”, mencionó el criminólogo.

Resaltó que además de la gobernabilidad es importancia la conexión con otros actores, que es la participación ciudadana, las cámaras y las organizaciones. Argumentó que esto es interesante, porque se da en Querétaro y no siempre en otros lugares. “Eso ha ayudado a mantener esa buena percepción de seguridad y gobernabilidad a pesar de algunos incrementos delictivos”.

Para Emilio Paulín la percepción de seguridad o inseguridad se construye con distintos factores, no necesariamente con lo que pasa. Añadió que la percepción depende si alguien ha sido víctima o no.

“La percepción se construye de la narrativa y de los medios de comunicación, de factores ambientales o del entorno, la iluminación, el graffiti, de la confianza hacia las autoridades, de la propia presencia policial, de los rumores, de lo que se escucha como en el caso de los vecinos, si los robaron o algo les sucedió”, ejemplificó el catedrático de la UAQ.

Añadió que cuando la gente ve lo que pasa en otros estados, contra lo que ve en Querétaro, asume que en comparación con otras entidades aquí se está mejor en lo que se refiere a la percepción.

“Si se revisan las estadísticas de Querétaro, el lugar donde ocurren más delitos, o al menos donde se denuncian más es en el Centro Histórico. Y es donde la gente se siente más segura”, expuso Paulín.

Puntualizó que un factor que ayuda en Querétaro es la sensación de gobernabilidad, en comparación con otros estados, donde es evidente la presencia del narcotráfico en las corporaciones, en los gobiernos, etcétera. “No dudo que aquí haya, pero no en los niveles de otros gobiernos donde de plano hasta deshacen a las corporaciones”.

“Las acciones de los gobiernos pueden ir de los dos sentidos; es decir, en función de lo que está pasando (criminalidad objetiva). O las acciones de gobierno pueden ir solamente en mejorar la percepción de seguridad sin que esté afectando la criminalidad”, aseguró.

Refirió que las acciones de gobierno pueden ir en función de que la gente se sienta más segura, sin que necesariamente incidan en el problema. Al respecto consideró que lo ideal es que atiendan las dos cosas. Lo otro es que los gobiernos actúen, ya que, aunque haya reducción, la gente se siente más insegura.

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Indicó lo siguiente. “Los policías municipales, después de una reunión con vecinos, implementan acciones de proximidad; tienen contacto con los líderes, hacen patrullajes, llevan su bitácora de seguridad, hacen más rondines, etcétera. Y al final no hay ninguna detención de los infractores que eran los motivos de la queja de los ciudadanos. El caso es que la gente se siente más segura”.

Enfatizó que en la narrativa no es lo mismo un homicidio contra un ciudadano, que contra un delincuente. Dijo que esto último hasta puede ser justificado y por lo tanto la gente se siente más tranquila al decir “es que era entre ellos”.

Sobre lo anterior informó que desde su enfoque un homicidio tiene sus variaciones cualitativas de percepción. “Esas variables van configurando porqué nos sentimos de una manera u otra”, concluyó secretario académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Querétaro.