/ domingo 17 de noviembre de 2019

Extrañará este pueblo que camina con fe, ¡Adiós a Faustino Armendáriz!

Dice ser de equipaje ligero, pues no se puede dar el lujo de echar raíces

Un ministro religioso, cura, obispo o arzobispo debe vivir siempre con la maleta lista para recibir el llamado de Dios, echar raíces es un lujo que no se pueden dar y así le pasó a Monseñor Faustino Armendáriz Jiménez cuando recibió la llamada telefónica en una escala durante un vuelo en donde se dirigía a impartir unas conferencias para informarle sobre el nuevo cargo que asumiría.

“La comunicación fue cuando iba en un avión, iba a dar una conferencia a Nogales Sonora y en una escala que hizo el avión me entró una llamada del señor Nuncio, que simplemente me dijo si era yo el obispo, respondí que sí y me dijo, -le comunicó que el Papa quiere que deje Querétaro y se vaya a Durango-, lógicamente es una sorpresa siempre y me dijo que la decisión de que vaya a una arquidiócesis es por su trabajo que ha hecho en Querétaro y ahora queremos que ese trabajo lo haga en la nueva arquidiócesis.

El cambio fue radical, en un minuto y sin previo aviso recibir una noticia tan importante es sin duda un orgullo y motivación para seguir adelante.

“Sin duda fue una sorpresa porque en un minuto te cambian todo un esquema de vida pero estamos para servir a Dios donde quiera y estamos para agradecerle, me fui inquieto, ya no estuve los tres días que tenía que estar allá y volví a la Nunciatura a que me explicaran con más detalle este nuevo oficio y cuál era mi misión en la arquidiócesis”.

Invadido por la nostalgia de dejar nueve años de vida en Querétaro, monseñor Armendáriz no tiene alguna anécdota graciosa a la memoria, pero son cientos las experiencias que aprendió de la mano de los queretanos.

“Son muchas las vivencias, de las más grandes experiencias que tuve fue el convivir con tanta gente sencilla que peregrina la Tepeyac y a Cerro Grande, a la basílica de Soriano, al santuario de nuestra señora del Pueblito, fue una oportunidad de mucho encuentro con nuestro pueblo, con nuestra gente, es una de las grandes experiencias que tuve el haber compartido la fe sencilla de nuestro pueblo, hay experiencias graciosas que en este momento no vienen a mi mente”.

¿Qué va a extrañar de Querétaro?

“Extrañaré su gente, la gente muy calurosa, muy cariñosa, con los brazos abiertos y sobre todo al fe de un pueblo que camina, con el cual habíamos aprendido a caminar porque cada región del país tiene su idiosincrasia, cada diócesis tiene su sistema para impulsar los proyectos y ya habíamos aprendido de los queretanos el cómo hacerle, el cómo crecer, el cómo amar más a la virgen, a la patrona diocesana, el cómo asumir las diferentes advocaciones que se tiene en Querétaro y venerarlas a todas”.

¿Debe tener siempre las maletas listas?

“Sí, creo que debe de tenerlas, pero a veces no las tenemos y por eso vienen las sorpresas, sin embargo es fácil hacerlas, prácticamente lo que uno lleva son sus libros y muchos recuerdos, pero también mucha disponibilidad y fe para servir a Dios en la nueva encomienda, sea donde sea y en la circunstancias que sean, la sorpresa es muy humana porque de un día para otro te dicen en medio de tanto proyecto en prospectiva, en medio de tantas posibilidades de acción decir deja esta historia y comienza otra, no es fácil sin embargo si lo es con la ayuda de Dios”.

¿Qué libro lo acompaña en este viaje?

“Estoy leyendo siempre un libro, últimamente mucho sobre la formación permanente de los presbíteros y del seminario, es un tema que me ha apasionado en los últimos años y que hemos tratado de ponerlo en acción, pero me gustan mucho los libros y las novelas de historia, estoy leyendo uno de los tiempos de don Porfirio Díaz y su relación con la Iglesia, su sentimiento profundo su itinerario histórico y vemos como la historia se repite”.

Finalmente, y aunque aún no se conoce quién llegará a encabezar la Diócesis de Querétaro, monseñor Armendáriz desea que sea la designación del santo padre sea la mejor y la más sabia, por lo que no hay prisa, pueden pasar semanas, días, incluso año hasta que se tome la decisión.

“A quien venga le deseo lo mejor, muchas bendiciones de Dios, es un pueblo muy acogedor, muy disponible con el trabajo evangelizador, es un presbiterio numeroso también muy trabajador que sin duda lo va a querer mucho y que sin duda va a trabajar muy de la mano con el nuevo Obispo”.

Un ministro religioso, cura, obispo o arzobispo debe vivir siempre con la maleta lista para recibir el llamado de Dios, echar raíces es un lujo que no se pueden dar y así le pasó a Monseñor Faustino Armendáriz Jiménez cuando recibió la llamada telefónica en una escala durante un vuelo en donde se dirigía a impartir unas conferencias para informarle sobre el nuevo cargo que asumiría.

“La comunicación fue cuando iba en un avión, iba a dar una conferencia a Nogales Sonora y en una escala que hizo el avión me entró una llamada del señor Nuncio, que simplemente me dijo si era yo el obispo, respondí que sí y me dijo, -le comunicó que el Papa quiere que deje Querétaro y se vaya a Durango-, lógicamente es una sorpresa siempre y me dijo que la decisión de que vaya a una arquidiócesis es por su trabajo que ha hecho en Querétaro y ahora queremos que ese trabajo lo haga en la nueva arquidiócesis.

El cambio fue radical, en un minuto y sin previo aviso recibir una noticia tan importante es sin duda un orgullo y motivación para seguir adelante.

“Sin duda fue una sorpresa porque en un minuto te cambian todo un esquema de vida pero estamos para servir a Dios donde quiera y estamos para agradecerle, me fui inquieto, ya no estuve los tres días que tenía que estar allá y volví a la Nunciatura a que me explicaran con más detalle este nuevo oficio y cuál era mi misión en la arquidiócesis”.

Invadido por la nostalgia de dejar nueve años de vida en Querétaro, monseñor Armendáriz no tiene alguna anécdota graciosa a la memoria, pero son cientos las experiencias que aprendió de la mano de los queretanos.

“Son muchas las vivencias, de las más grandes experiencias que tuve fue el convivir con tanta gente sencilla que peregrina la Tepeyac y a Cerro Grande, a la basílica de Soriano, al santuario de nuestra señora del Pueblito, fue una oportunidad de mucho encuentro con nuestro pueblo, con nuestra gente, es una de las grandes experiencias que tuve el haber compartido la fe sencilla de nuestro pueblo, hay experiencias graciosas que en este momento no vienen a mi mente”.

¿Qué va a extrañar de Querétaro?

“Extrañaré su gente, la gente muy calurosa, muy cariñosa, con los brazos abiertos y sobre todo al fe de un pueblo que camina, con el cual habíamos aprendido a caminar porque cada región del país tiene su idiosincrasia, cada diócesis tiene su sistema para impulsar los proyectos y ya habíamos aprendido de los queretanos el cómo hacerle, el cómo crecer, el cómo amar más a la virgen, a la patrona diocesana, el cómo asumir las diferentes advocaciones que se tiene en Querétaro y venerarlas a todas”.

¿Debe tener siempre las maletas listas?

“Sí, creo que debe de tenerlas, pero a veces no las tenemos y por eso vienen las sorpresas, sin embargo es fácil hacerlas, prácticamente lo que uno lleva son sus libros y muchos recuerdos, pero también mucha disponibilidad y fe para servir a Dios en la nueva encomienda, sea donde sea y en la circunstancias que sean, la sorpresa es muy humana porque de un día para otro te dicen en medio de tanto proyecto en prospectiva, en medio de tantas posibilidades de acción decir deja esta historia y comienza otra, no es fácil sin embargo si lo es con la ayuda de Dios”.

¿Qué libro lo acompaña en este viaje?

“Estoy leyendo siempre un libro, últimamente mucho sobre la formación permanente de los presbíteros y del seminario, es un tema que me ha apasionado en los últimos años y que hemos tratado de ponerlo en acción, pero me gustan mucho los libros y las novelas de historia, estoy leyendo uno de los tiempos de don Porfirio Díaz y su relación con la Iglesia, su sentimiento profundo su itinerario histórico y vemos como la historia se repite”.

Finalmente, y aunque aún no se conoce quién llegará a encabezar la Diócesis de Querétaro, monseñor Armendáriz desea que sea la designación del santo padre sea la mejor y la más sabia, por lo que no hay prisa, pueden pasar semanas, días, incluso año hasta que se tome la decisión.

“A quien venga le deseo lo mejor, muchas bendiciones de Dios, es un pueblo muy acogedor, muy disponible con el trabajo evangelizador, es un presbiterio numeroso también muy trabajador que sin duda lo va a querer mucho y que sin duda va a trabajar muy de la mano con el nuevo Obispo”.

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