La fuente ubicada al inicio de la Calzada de los Arcos en Querétaro, construida en 1783, presenta daños en su infraestructura, especialmente en la base y el cerco que la rodea.
Originalmente diseñada como parte del sistema hidráulico que abastecía a la ciudad, esta fuente, creada con cantera rosa de La Cañada, cumplía la función de respirador de agua.
A pesar de su importancia histórica y su ubicación en una zona de alto tránsito vehicular y peatonal, no se ha anunciado ningún plan de reparación o intervención por parte de las autoridades responsables.
El deterioro visible en la fuente se concentra principalmente en su base, donde se observan desprendimientos de material que han dejado expuesta parte de la estructura interna.
Las secciones dañadas evidencian fisuras. El cerco perimetral, que tiene la función de delimitar y proteger la fuente, también muestra signos de daño.
Este tipo de fuentes, de origen virreinal, tuvieron un papel central en la distribución de agua durante los siglos XVIII y XIX.
Además de servir como puntos de abastecimiento, las fuentes también reflejaban el estilo arquitectónico de la época, influido por corrientes barrocas y neoclásicas.
La fuente de los Arcos, ubicada en un punto clave de la ciudad, forma parte de este legado arquitectónico, aunque hoy ya no cumple la función original para la que fue construida.
La fuente se encuentra expuesta a condiciones urbanas que podrían influir en su deterioro, como el alto tránsito vehicular y peatonal en la Calzada de los Arcos, que es una de las principales vías de comunicación en la ciudad.
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Históricamente, tras la construcción del Acueducto, diversas cajas de agua y fuentes fueron instaladas en la ciudad como puntos de distribución de agua potable.
Estas fuentes, además de cumplir una función utilitaria, se convirtieron en elementos representativos de la ciudad, formando parte de la vida cotidiana y del paisaje urbano.