General es fiel desde hace 40 años al DIARIO DE QUERÉTARO

IRIS MAYUMI OCHOA HERRERA

  · domingo 18 de marzo de 2018

Con 101 años de edad, el General mantiene cada uno de sus recuerdos presentes. Fotos: Hugo Camacho

Todos los días despierto y lo primero que pido es el periódico para informarme sobre lo que pasa en el estado, afirmó el General Andrés López Colín, suscriptor de DIARIO DE QUERÉTARO desde hace más de 40 años, quien a sus 101 años de vida, continúa atento al acontecer diario a través de nuestras páginas.

Originario de Amealco, López Colín relata que desde su llegada a la capital, comenzó a leer DIARIO DE QUERÉTARO por considerar que era uno de los periódicos más completos de la entidad y desde entonces ha permanecido fiel a su lectura.

“Desde que llegué aquí hace 40 años, el periódico siempre va al día, andan buscando la noticia, a mí me interesa conocer las noticias pero deportes es una de mis secciones favoritas porque yo siempre he sido muy deportista, yo corría los 100 metros en 11 segundos y siempre fui del equipo de salto en las corporaciones militares”, afirmó López Colín.

El General López nació el 17 de febrero de 1917 en Amealco, hijo de Andrés López Santoyo, Teniente del Ejército Constitucionalista y doña Angelina Colín Huerta que también combatió en la Revolución como “Adelita” y hermano de Jorge quien se decidió por el sacerdocio y Felipe y José, ambos finados.

Recuerda que su padre participó en la Revolución Mexicana, al formar parte de la escolta de Venustiano Carranza, y desde entonces descubrió el gusto por la milicia y decidió entrar al colegio militar donde permaneció por más de 45 años hasta conseguir el grado de general, uno de sus más grandes logros.

De su infancia, relata cómo su madre a pesar de estar embarazada de él, lo llevaba en su vientre a caballo, mientras acompañaba a su padre a combatir y refiere que gracias a esta situación desde muy pequeño tuvo el gusto por la caballería y dentro del ejército participó dentro del equipo de salto en el que sobresalió por su maestría.

“En septiembre se casó con mi madre y ella se fue a combatir y ya estaba embarazada de mí, quiere decir que antes de que naciera ya andaba a caballo y aquí siempre anduve montando desde chiquillo, y de adulto competí con los más grandes de México del hípico francés, inglés y ocupé los primeros lugares”, afirmó.

De las anécdotas que más tiene presente, narra que cuando era niño sus padres combatieron juntos en Pinal de Amoles, sin embargo, en una ocasión él se encontraba muy enfermo y pese a todos los remedios caseros para aliviarlo, ninguno funcionó, entonces su papá consideró necesario prevenir una posible muerte y compró un ataúd que después de un mes no fue ocupado porque sanó.

“No me aliviaba y como se fue a combatir le dijo te voy a comprar la caja para el niño porque yo voy a durar más de un mes y no voy a poder venir, compró la caja y ahí se quedó porque aquí estoy vivo, cuando vino mi papá encontró la caja y se sorprendió”, agregó.

Con muchas historias por contar, Andrés López destaca que por algunas injusticias que vivió al interior del Ejército mexicano decidió presentar su renuncia a las fuerzas armadas, toda vez que no fue considerado ni reconocido por sus hazañas, y en un arranque de ira decidió renunciar a su posición al interior de la milicia.

Al hacer una retrospectiva del papel que las fuerzas armadas ha jugado a lo largo de los años, desde su llegada a la milicia, el General López Colín considera que actualmente se ha desvirtuado el objetivo primordial del ejército, ya que han dejado a un lado la disciplina y le han dado mayor prioridad a la parte política.

“Yo veo que antes era mayor la disciplina, antes era mayor y ahora se han dedicado a la política y eso no debe de ser, se han dedicado a la política y han dejado a un lado la disciplina, ahorita es más propaganda que hechos”, dijo.

Por último, tras decir “Viva el Diario”, el general Andrés López advierte que gracias a sus experiencias de vida es que se ha forjado como persona y pese a tener 101 años de vida, cada recuerdo los atesora en su memoria con deseos de compartirlos.

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