La Iglesia Católica está realizando hasta veinte exorcismos por semana, en época de pandemia, afirmó el Vicario de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril, al advertir que en Querétaro se práctica de manera común la brujería y sus ritos como vudú, Limpias y la utilización de círculos de fuego, además de la adoración a la Muerte, que de “Santa” no tiene nada, ya que se trata de un demonio.
“A diario veo al diablo”, señaló el también Vocero de la Diócesis, quien es uno de los pocos autorizados para sacar los demonios de las personas y quien coordina el grupo de sacerdotes exorcistas en la Diócesis, al manifestar que la semana que menos exorcismos se han dado, han sido cuatro. Aunque aclaró que no se lleva una estadística por respeto a las personas.
“Entre semana dedico un día para atender este tema; los domingos, después de la misa. Y los lunes por la tarde-noche, realizo las oraciones de liberación o exorcismos, según se haya determinado, en la capilla de la Divina Providencia, en la colonia Casa Blanca”.
Las personas posesas tienden a manifestar actitudes parecidas a la esquizofrenia, bipolaridad, síndrome de personalidades múltiples, paranoia, carácter extremo e incluso, hablar otro lenguaje que nunca aprendió, agredir y, pasar de la alegría al llanto en un momento.
“Incluso, llegan a levitar o caminar en las paredes o techos, a mí no me ha pasado; pero hay testigos de que esto pasa y seguirá pasando”, informó.
“Claro que este no es tema nuevo. Jesús se encontró con el demonio varias veces y lo expulsó de personas”, asentó.
Antes que nada, subrayó, a la persona que se considera posesa debe aplicársele un discernimiento; tenemos que conocer si se trata de una enfermedad física, si se trata de una enfermedad mental, o psicológica. O si efectivamente, se trata de una posesión”, señaló.
Recordó que, desde la administración pasada de la Diócesis, cuando estuvo a cargo el Obispo Faustino Armendáriz, se llevan cabo los exorcismos de manera organizada, ya que cumpliendo todos los cánones eclesiásticos, fue quien se preocupó por impulsar el tema en esta Diócesis, pero de una forma ordenada.
Fue que el Obispo le otorgó la pastoral de la salvación y, con ello, la capacidad de exorcizar. Es así que además de a él, el segundo Vicario, Sacramento Arias Montoya, en Jurica; Serio Martínez Batre, en La Cañada; el padre Luis Salas, en la colonia Sauces; y los padres Isaac Osornio, en San José Obrero y Tereso Flores, en la colonia Banthí, en San Juan del Río.
Hay, también, desde personas que manifiestan síntomas casi imperceptibles; sin embargo, es su entorno es el que da la pauta. Así como “hay personas que presentan señales graves, como querer suicidarse o con euforia para matar a alguien” y quienes tienen síntomas precisos o mínimos, que pueden ser curados mediante una oración de liberación y no un exorcismo.