Halcones entrenados; controlan plagas

Empresas aeronáuticas y alimentarias tienen como obligación atender el control de plagas, por lo que utilizan la cetrería

David Álvarez|Diario de Querétaro

  · lunes 12 de julio de 2021

Querétaro cuenta con 12 integrantes afiliados a la Asociación Queretana de Cetrería, A.C. |Yolanda Longino|Diario de Querétaro

La cetrería es el arte de criar, cuidar y amaestrar aves rapaces para la caza. Una actividad que Óscar Quintana, ingeniero ambiental, practica desde los 16 años. Reside en la delegación de Santa Rosa Jáuregui y que, con su padre, fundó “Anatum, control ecológico de fauna”, un organismo que se dedica al control de plagas de aves (principalmente de palomas y gorriones) y otros animales silvestres, como servicio de protección y reubicación pacífica de fauna.

Aguilillas de Harris, azores, gavilanes, halcones y sus hibridaciones, así como lechuzas y cernícalos, son algunas de las especies de aves rapaces que son utilizadas para el control de plagas en los ecosistemas, empresas o como deporte, especies que se adaptan a la convivencia en cautiverio y que suelen desarrollar cierto grado de fidelidad hacia su criador o criadora.

TIPOS DE AVES Y MODALIDADES

La variedad de aves de rapiña, con sus respectivas características de tamaño, peso y tipo de vuelo, hace que los cetreros tengan que elegir a conciencia el ave de presa que van a emplear de acuerdo con las condiciones de cacería: a la presa y el terreno. Ya con las respuestas a estas cuestiones se tendrá clara la forma de cetrería que se practicará.

A decir de Óscar Quintana, dos son las modalidades principales para practicar esta caza: el alto vuelo (o altanería) y el bajo vuelo. Practicar la altanería, por ejemplo, requiere de un terreno amplio, sin perdederos ni carreteras, por lo que se emplean sobre todo halcones; en el caso del bajo vuelo, que se puede emplear en zonas tipo boscosas, destacan el azor o el aguililla de Harris.

¿CÓMO SE ENTRENA UN AVE DE CAZA?

Entrenar un ave de rapiña es un trabajo de 365 días en el que se requiere de una alimentación adecuada y un equipamiento específico, ambos fundamentales para tener éxito y seguridad en el proceso de cacería: "Se entrenan siempre de una manera positiva, a base de alimento y del control de peso. Una aguililla de Harris puede volar en pesos totalmente diferentes; el arte de la cetrería está en eso, en encontrar el peso correcto de cada ave; son como atletas, como un boxeador: con un boxeador hay pesos para pelea, entonces en las aves de presa es exactamente lo mismo", aseguró Óscar Quintana.

Sin embargo, aunque el alimento "es una clave muy importante para que siempre esté con fuerza para poder realizar su trabajo", se requiere de un proceso físico para ejercitar sus alas o, como refieren, muscularlos.

"Para muscularlos utilizamos drones a los que les ponemos una carnada que es un señuelo, lo subimos a cierta altura con cierta velocidad y entonces el halcón trata de alcanzarlo con vuelos verticales para luego capturarlo. Lo ven como una cacería, es un refuerzo positivo, pues cae y toma su alimento, para que al otro día, a cierta hora, esté en condiciones de peso para poder volver a volar", añadió.

En México, cabe mencionar, es reciente la reproducción de aves de caza. Óscar Quintana contó que anteriormente las autoridades nacionales otorgaban permisos para la captura de estos animales, en su vida silvestre, para darles entrenamiento, pero a partir "del 2008 y 2010, ya hay muchos centros de reproducción de aves de presa", por lo que trabajan ahora con aves en cautiverio, lo que facilita su entrenamiento.

"Con un ave ya nacida en cautiverio nos tardamos, más o menos, unas 4 semanas en dar brincos en el campo, cortos, con un fiador. En las pihuelas (correas y muñequeras que se atan a las patas de las aves para asegurarlas mientras se apoyan en el guante) se le amarra un fiador, que es un hilo delgado pero resistente, para garantizar de que el halcón, cuando lo llamamos al puño y llega una ráfaga de viento, no se lo lleve porque todavía no puede controlar el vuelo", señaló.

EQUIPO Y HERRAMIENTAS

El equipo de cetrería es el elemento principal de esta práctica, ya que sin este no es posible realizarla correctamente, además de proporcionar protección, tanto para el cetrero como para el ave, durante el entrenamiento:

"Lo primero que se implementó en la cetrería fueron los cascabeles, el cual nos sirve para localizar al ave en el vuelo, o si ya cazó y no lo podemos ver, mientras come a su presa, empieza a sonar su cascabel", aseguró Óscar Quintana, además de que también se utilizaba como protección, ya que en algunas ocasiones las personas solían matar a estas aves y con este objeto pueden suponer que le pertenece a alguien.

De ahí vienen los transmisores, "que son aparatos que nos dan la señal", y además, los sistemas GPS, "sistemas de geolocalización muy exactos, que nos dan la ubicación con una app en el celular y nos marca la altura en la que está volando, la velocidad y la altura", a lo que añade que es un equipo indispensable para esta actividad.

Además, se debe contar con caperuzas, utilizadas para cubrir los ojos al ave para mantenerlo en calma; guantes, para la comodidad del ave y protección del brazo del cetrero; la lonja, para atar al ave al posadero y las ya mencionadas pihuelas, el fiador, entre otros. Las características de dicho equipo son “suavidad” y resistencia para no lastimar al ave en alguna extremidad.

"También utilizamos lo que son chalecos para nosotros; estos tienen que ser un poco especializados en cetrería, porque tienen compartimientos especiales para guardar lo que necesitamos. En la parte de atrás podemos pasar las presas o señuelos; tenemos una bolsa para guardar palomas o animales vivos, con respiraderos y compartimientos amplios", sostuvo.

LAS AVES DE CAZA SON ESTRATÉGICAS

Óscar Quintana y "Anatum, control ecológico de fauna" cuentan con 8 aves de presa: 4 aguilillas de Harris, 3 halcones y una lechuza, además de pertenecer a la Asociación Queretana de Cetrería, A.C., en la que están inscritas 12 personas, no obstante, calcula que en Querétaro hay aproximadamente 40 cetreros, muchos de los cuales ejercen de manera independiente.

Las aves de rapiña "no son animales afectivos, pero sí se llega a dar cierto apego de confianza", refirió. Dicho apego puede tardar en generarse de uno a cuatro años, dependiendo del tipo de especie; a este vínculo se le denomina "factor fidelidad".

Estos animales operan a su manera dependiendo del tipo de cacería que realizan, pero todos llegan a ser letales y poseen una fuerza que, como dijo Quintana, “con un ataque puede llegar hasta el hueso de un humano en el caso de un halcón o un aguililla de Harris”; sin embargo, si son adiestrados no representan un peligro, pues están entrenados para la caza de especies pequeñas, como palomas, perdices o gorriones, las cuales son consideradas invasoras y requieren de control a fin de evitar plagas que afecten el ecosistema de las especies endémicas, es decir, las que son pertenecientes a esa región.

Finalmente, Óscar Quintana invita a la ciudadanía a informarse sobre el trabajo que realizan los cetreros y las dinámicas, protección y educación de especies como las aves de presa. Incluso, señaló que se han encargado de dar exhibiciones en escuelas desde kínder hasta secundaria para que las niñas, niños y adolescentes comprendan la importancia del respeto a la fauna y flora de su entorno.