Agustín Dorantes Lámbarri, dirigente estatal del Partido Acción Nacional (PAN), calificó como "irrisorio" que se piense que hubo coacción hacia la Normal Superior y el Instituto Tecnológico de Querétaro por parte de gobierno del estado, para que no asistieran a la marcha por el transporte público.
“Es irrisorio que se piense que hay coacción. Lo que hay es apertura y hay diálogo”, declaró.
El dirigente del partido confirmó que platicó con estudiantes del IQT para escucharlos y ver sus inquietudes, y también buscó al presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Querétaro (FEUQ), sin embargo, indicó que "estaba cerrado. No quiso generar diálogo, en ningún momento lo coaccionamos".
“Pareciera que hay intereses distintos, ocultos en algunas personas y lo digo con mucha claridad, nosotros debemos abrirnos al sentimiento de los universitarios”, acusó.
Al ser cuestionado si fue instruido como mediador en este tema, aseveró que es diputado local e integrante de la Comisión de Movilidad Sustentable y Tránsito en el Congreso. “Fue por el mandato de los ciudadanos a ser un representante que escuche a la gente”, puntualizó.
En tanto, José Manuel Peña Quintanilla, presidente de la FEUQ, recordó en entrevista con Diario de Querétaro, que el diputado local lo buscó para reunirse con él días previos a la marcha, sin embargo, dijo que el legislador no es la autoridad pertinente para resolver el problema del transporte.
“En la ley dice que el responsable del transporte es el Ejecutivo del estado, y él tampoco es un funcionario del Instituto Queretano del Transporte, ni siquiera, vaya de la SEDESOQ ¿Cómo por qué íbamos a entablar el diálogo con una persona que no es competente al caso?”, declaró.
Argumentó que, como lo expresó el legislador local, es “irrisorio” señalar que se negó al diálogo, ya que el diputado no tiene competencia para resolver el asunto del transporte.
Aseveró que cuando algo sale mal, las autoridades lo atribuyen a que hay un partido político detrás; sin embargo, reiteró que también es un reclamo de la ciudadanía. “Es una estrategia clásica para deslegitimizar un movimiento. El mancharlo, que hay alguien detrás”, puntualizó.