Con una mezcla de emoción y nostalgia, miles de peregrinos se congregaron nuevamente para la peregrinación anual desde Querétaro hasta la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México. Este año, la romería adquiere un significado aún más especial, ya que es la primera en retomarse después de la pandemia de Covid-19 que cobró la vida de innumerables personas en todo el mundo.
En medio de la multitud de estandartes y banderas que ondean en el camino, algunos peregrinos llevan mensajes conmovedores dedicados a aquellos que perdieron la vida durante la pandemia. "Hermanos que siguen caminando con nosotros", se lee en uno de los estandartes, un recordatorio constante de aquellos que ya no están físicamente presentes, pero cuyos recuerdos permanecen vivos en el corazón de sus compañeros peregrinos.
Humberto Sánchez, jefe del grupo de Santa Bárbara, compartió sus sentimientos sobre la pérdida de 11 compañeros peregrinos durante la pandemia.
"Este era un grupo pequeño, de 50 peregrinos, pero en estos años de pandemia se nos adelantaron 11 hermanos, algunos por Covid y otros por enfermedades generales", expresó con la voz entrecortada.
El estandarte que llevan muestra las fotografías de los seres queridos que ya no pueden caminar a su lado físicamente, pero cuya presencia espiritual los acompaña en cada paso del camino.
Javier González, del grupo 187, también compartió su doloroso testimonio sobre la pérdida de Román Reséndiz, un peregrino que falleció en el primer año de la pandemia, cuando la peregrinación tuvo que suspenderse.
"Traer su imagen significa mucho y, a la vez, también nos pone a pensar que lo que pasó con la pandemia no fue una cosa pequeña, que se fue mucha gente y a nosotros nos tocó que se fuera ese hermano por Covid", lamentó Javier.
La figura de Román Reséndiz se convierte en un faro de esperanza y guía para el grupo, recordándoles que su espíritu siempre está presente en esta tradición.
A pesar del dolor y la ausencia de seres queridos, los peregrinos se muestran contentos de retomar esta romería después de tres años de interrupción.
"Estamos contentos porque después de tres años de no venir, volvimos a retomarlo", comentó un peregrino con una sonrisa en el rostro.
La peregrinación de Querétaro a la Basílica de Guadalupe no es sólo un viaje físico, sino también una experiencia espiritual y cultural que une a las personas en la fe y la devoción a la Virgen de Guadalupe.
A pesar de las dificultades que enfrentaron durante la pandemia, los peregrinos están decididos a mantener viva esta tradición, honrando la memoria de aquellos que perdieron y reafirmando su compromiso con su fe y valores transmitidos por sus seres queridos.
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Con el corazón lleno de esperanza, los peregrinos avanzan paso a paso, recordando aquellos que se fueron, pero cuya presencia espiritual sigue iluminando su camino. La peregrinación de Querétaro a la Basílica de Guadalupe sigue siendo un acto de amor y recuerdo, una muestra de la fuerza y la resiliencia del espíritu humano frente a la adversidad, y una señal de que la fe y la devoción perduran incluso en los momentos más difíciles.