Francisco Vargas Rangel, un peregrino de Santa Rosa Jáuregui, emprendió un viaje hacia la Basílica de Guadalupe en agradecimiento por el nacimiento de su primera hija.
Vargas realizó la peregrinación en cumplimiento de una manda, considerando el nacimiento de su hija como un milagro concedido por la Virgen de Guadalupe, en cuyo honor le puso su nombre.
“Tengo 42 años peregrinando. Mi niña y su mamá vinieron por mí aquí a la Basílica de Guadalupe. Es una manda. Mi esposa no podía tener hijos, le pedimos a la Virgen y salió. Tiene un año. Me casé y no podía mi señora, perdió dos. Se llama Zoé Guadalupe”.
Francisco Vargas ha mantenido la tradición familiar de peregrinar, una práctica que heredó de su padre, quien también participó en la peregrinación durante 38 años antes de fallecer.
Para Francisco, este viaje tiene un significado especial no solo por la tradición, sino también por el cumplimiento de una promesa personal. Después de varios años de intentos fallidos y dos pérdidas, Francisco y su esposa finalmente fueron bendecidos con el nacimiento de su hija, Zoé Guadalupe, tras pedirle a la Virgen de Guadalupe.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
El viaje hacia la Basílica no estuvo exento de desafíos. Francisco y su grupo de peregrinos partieron desde La Congregación, enfrentando un camino arduo y llegando con ampollas en los pies. Sin embargo, para Francisco, la recompensa de llegar a la Basílica y cumplir su manda hizo que el esfuerzo valiera la pena. Su esposa y su hija se unieron a él en la Basílica, uniendo a la familia en un momento de gratitud y celebración.