Víctor Juárez, queretano radicado en Ciudad de México, llegó a la Basílica de Guadalupe de rodillas, agradecido de que Cristopher, su hijo pequeño, sobreviviera a una operación del apéndice, donde estuvo a punto de perder la vida.
Esto hace dos años, donde a decir de Víctor fue una época difícil, por la incertidumbre de no saber en qué concluirá este asunto de salud, por lo que le pidió de la Virgen un milagro para su hijo de siete años.
Sin embargo, su manda no la pudo cumplir de inmediato, pues el trabajo se lo había impedido. De hecho, recién llegó de un viaje de Colima hacia la capital del país, directamente a la Basílica, recorriendo de rodillas cerca de un kilómetro.
"Ahorita voy llegando del trabajo, de Manzanillo, allá en Colima, y vengo a pagar una manda que hice. Doy gracias a la Virgen de Guadalupe por mi hijo, de que lo operaron, estuvo maldito del apéndice, ya se andaba muriendo".
Ayudado por su familia, quienes le sostenían algunos trapos para evitar se lastimara gravemente las rodillas, esta es la primera ocasión de Víctor cumpliendo su manda, misma que dijo buscará hacer cada año en la medida de lo posible.
"Vine a dar gracias de que salió bien, esto tiene dos años y no habíamos podido venir. Y no fue el único,.pues mi otro hijo de 19 años recientemente tuvo un accidente en motocicleta, y también pedí por él. Eso fue hace como 15 días, tiene muy poco tiempo".
Refirió que su familia y él son guadalupanos desde niños, una tradición que buscan fomentar con sus hijos, pues aseguró que es importante tener fe y creer en la Virgen, pues gracias a ella, dijo, sus hijos se encuentran bien.
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"Vamos a venir indefinidamente. Todos aquí nos sentimos bien, cuando haces tu manda estás más relajado. Problemas como de economía y salud, pues ya saliste de un compromiso que tienes con la Virgen. Ella nos cuida y nosotros creemos en ella, le tenemos fe. Nos ha unido como familia".