Las peregrinas de La Cañada se destacaron este año al buscar representar a El Marqués en la 134ª peregrinación hacia la Basílica de Guadalupe. Sin embargo, su devoto viaje no estuvo exento de dificultades.
A su llegada a Ciudad de México y la Basílica de Guadalupe, las peregrinas denunciaron haber recibido malos tratos por parte de la organización y de algunas zonas del Estado y la Ciudad de México. Esta situación fue compartida por otras participantes, quienes también expresaron sus quejas respecto al trato recibido.
“Hubo varios detalles. A lo mejor aquí en México por el tráfico que causamos y otras cosas la gente ve que venimos, hubo molestia, pero con los cantos y las oraciones la gente va sintiendo y pensando que el caminar en la vida es un peregrinaje”, indicó María Guadalupe Camacho, peregrina de La Cañada.
Sobre la coordinación de las autoridades y responsables de la Basílica de Guadalupe indicó que hubo descontento con prácticamente la mayoría del decanato de La Cañada, con cerca de 46 mujeres, debido a que fueron groseros con las peregrinas, al llegar, moviéndolas de todos lados sin dejarlas descansar en la explanada aun cuando no interrumpían el paso peatonal.
“Todo eso lo vivimos esta vez en esta peregrinación. A lo mejor es descontento, a lo mejor es falta de coordinación. No sé. No tengo idea ni la información, pero sí desde que llegamos. Siento que es el diablo que influencia en las cosas de los humanos. Y eso genera enojo, pero no vamos a caer”, añadió.
Indicó que como decanato llegaron con fe y alegría, así como con orgullo de representar a La Cañada y el municipio de El Marqués con ánimo y rezos. Asimismo, mencionó que el llegar a la Basílica y observar a la Virgen de Guadalupe es una situación indescriptible, que solo se conoce caminando, por lo que invitó a la población creyente a sumarse a esta experiencia.
La situación de descontento fue un tema compartido por diversos decanatos de mujeres, pues al arribar y buscar un lugar donde descansar luego de 16 días caminando para escuchar la misa, tuvieron conflicto con elementos de seguridad de la Basílica, quienes las corrían de un lado a otro.
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“Nos dicen que no podemos estar aquí y nos movemos y luego viene otro tipo a decirnos que tampoco, de forma grosera, y no se vale. Nosotras venimos de caminar y no estamos interrumpiendo nada. Es la primera vez que esta situación nos pasa, pues siempre venimos y nos sentamos donde podamos sin interrumpir el paso de las demás compañeras”, explicó María Teresa, peregrina del municipio de Amealco de Bonfil.
Las peregrinas se dijeron molestas por la situación por parte de la organización eclesial. Si bien, entienden que debe haber un orden, no justificaron el mal trato y la poca coordinación entre elementos para determinar un orden, ya que unos decían una cosa y otros otra, lo que generó fricciones verbales durante el evento.