La familia Briones, originaria del municipio de Colón, está en su cuarta generación de peregrinos. Como devotos del Tepeyac, apoyan a quienes peregrinan hacia Soriano, comprendiendo profundamente la vida de los peregrinos. Son peregrinos que ayudan a otros peregrinos.
Emiliano Briones de León, de 70 años, inició su peregrinación en 1962. A lo largo de los años, ha esperado recibir su medalla junto a su hijo, quien también es peregrino.
La familia Briones vive en el centro de Colón y todos sus miembros comparten una profunda devoción guadalupana, transmitida de generación en generación. Emiliano anima a la gente a unirse a la peregrinación, considerándola una experiencia maravillosa.
La fe de Emiliano se vio fortalecida por un episodio en el que fue asaltado mientras trabajaba como taxista. Durante el incidente, se encomendó a la Virgen y, aunque el asaltante se llevó su taxi, pudo recuperarlo rápidamente gracias a su devoción. Esta experiencia es un reflejo de cómo la fe puede influir en la vida diaria de los peregrinos.
"A mí me acaba de salvar de un asalta, traía un taxi y subió un malandrín, me asaltó, pero donde entré estaba una ermita de la santísima Virgen, me encomendé a ella, me metió a una milpa, sacó un cuchillo y se llevó el taxi. Luego hice la denuncia y en dos horas localicé el taxi. Aún soy taxista".
José Antonio Pérez, yerno de Emiliano, lleva 34 años peregrinando. Para él, la peregrinación es una bendición y una oportunidad para agradecer a Dios diariamente. La familia Briones se dedica a recibir y apoyar a otros peregrinos, ofreciendo hospedaje, agua y alimentos.
Recientemente, han adaptado sus esfuerzos para recibir a peregrinos a caballo, proporcionando también agua y pastura para los animales.
El compromiso de la familia Briones no solo se limita a su participación en las peregrinaciones, sino que también se extiende a facilitar la estancia de otros peregrinos en su camino a Soriano.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
"También seguimos a la virgen de Soriano y recibimos al peregrino porque sabemos lo que conlleva esto, cada quien con sus medios, en lugares para recibirlos, hospedaje, agua, alimentación. Últimamente se han dado visitas en caballos y hay que ofrecerles agua, la pastura, los recibimos y se abren cada vez más espacios para recibirlos".
Conocen bien las necesidades de los peregrinos y se esfuerzan por cubrirlas. Los Briones son un ejemplo de cómo la fe y la tradición pueden trascender generaciones, manteniendo viva una costumbre que une a la comunidad.