/ sábado 27 de julio de 2024

Historias peregrinas | Hermanos Bautista mantienen la tradición que inició con su abuelo

Peregrinación al Tepeyac ha sido una parte fundamental en su vida


Los hermanos Bautista, originarios de La Solana en Santa Rosa Jáuregui, han mantenido viva una tradición de casi 20 años de peregrinación al Tepeyac. Esta tradición comenzó con su abuelo, Pueblito Bautista, y ha sido transmitida de generación en generación, con los miembros actuales de la familia participando en la caminata anual.

Alejandro Bautista, uno de los integrantes de la familia, compartió detalles sobre su participación en la peregrinación. Alejandro, quien tiene 37 años, se unió a sus hermanos Jorge, de 39 años; Marcos, de 27 años; y Juan, de 25 años. Juntos, han continuado la tradición familiar que les fue inculcada por su abuelo, quien falleció hace algunos años.

Alejandro destacó que el compromiso de su familia con la peregrinación ha sido una constante en sus vidas. “Nuestro abuelito fue quien nos inculcó la tradición de la peregrinación. Mi abuelo se llamó Pueblito Bautista. Mi papá anda por aquí regado, mi mamá falleció, también están mis tíos. Siempre hemos caminado juntos. Uno que otro no aguanta, el mayor tiene el estandarte de la columna”, explicó.

La participación en la peregrinación ha sido una experiencia que los hermanos Bautista valoran profundamente. Alejandro mencionó que la convivencia durante los descansos es uno de los aspectos más destacados de la peregrinación.

“Lo bonito de todo esto es la convivencia en los descansos, es algo muy bonito. Nunca he venido solo, siempre andamos los cuatro juntos, a cualquier salida también. Cada año”, indicó.

Además de su participación en la peregrinación, Alejandro y sus hermanos también trabajan juntos en la venta de material para construcción, manteniendo un fuerte sentido de unidad en su vida diaria. “Incluso trabajamos juntos, vendemos material para construcción, siempre todos unidos. Estar aquí es algo muy bonito”, añadió.

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Alejandro compartió que la llegada al Tepeyac es un momento muy emotivo para él y sus hermanos. “Llegar allá es algo que no se puede explicar, lloras porque lloras. A la gente les digo que le echen ganas, que no dejen esta tradición”, comentó.

La peregrinación al Tepeyac ha sido una parte fundamental en la vida de los hermanos Bautista, reflejando no solo su devoción religiosa, sino también un vínculo familiar profundo que ha perdurado a lo largo de los años. La tradición, iniciada por su abuelo y mantenida por la familia, continúa siendo una experiencia significativa y unitaria en sus vidas.


Los hermanos Bautista, originarios de La Solana en Santa Rosa Jáuregui, han mantenido viva una tradición de casi 20 años de peregrinación al Tepeyac. Esta tradición comenzó con su abuelo, Pueblito Bautista, y ha sido transmitida de generación en generación, con los miembros actuales de la familia participando en la caminata anual.

Alejandro Bautista, uno de los integrantes de la familia, compartió detalles sobre su participación en la peregrinación. Alejandro, quien tiene 37 años, se unió a sus hermanos Jorge, de 39 años; Marcos, de 27 años; y Juan, de 25 años. Juntos, han continuado la tradición familiar que les fue inculcada por su abuelo, quien falleció hace algunos años.

Alejandro destacó que el compromiso de su familia con la peregrinación ha sido una constante en sus vidas. “Nuestro abuelito fue quien nos inculcó la tradición de la peregrinación. Mi abuelo se llamó Pueblito Bautista. Mi papá anda por aquí regado, mi mamá falleció, también están mis tíos. Siempre hemos caminado juntos. Uno que otro no aguanta, el mayor tiene el estandarte de la columna”, explicó.

La participación en la peregrinación ha sido una experiencia que los hermanos Bautista valoran profundamente. Alejandro mencionó que la convivencia durante los descansos es uno de los aspectos más destacados de la peregrinación.

“Lo bonito de todo esto es la convivencia en los descansos, es algo muy bonito. Nunca he venido solo, siempre andamos los cuatro juntos, a cualquier salida también. Cada año”, indicó.

Además de su participación en la peregrinación, Alejandro y sus hermanos también trabajan juntos en la venta de material para construcción, manteniendo un fuerte sentido de unidad en su vida diaria. “Incluso trabajamos juntos, vendemos material para construcción, siempre todos unidos. Estar aquí es algo muy bonito”, añadió.

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Alejandro compartió que la llegada al Tepeyac es un momento muy emotivo para él y sus hermanos. “Llegar allá es algo que no se puede explicar, lloras porque lloras. A la gente les digo que le echen ganas, que no dejen esta tradición”, comentó.

La peregrinación al Tepeyac ha sido una parte fundamental en la vida de los hermanos Bautista, reflejando no solo su devoción religiosa, sino también un vínculo familiar profundo que ha perdurado a lo largo de los años. La tradición, iniciada por su abuelo y mantenida por la familia, continúa siendo una experiencia significativa y unitaria en sus vidas.

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