Raymundo Moreno, oriundo del barrio de San Francisquito y miembro devoto de la parroquia de la Santa Cruz, celebró un extraordinario hito: 75 años como peregrino al Tepeyac.
Desde su primer año de vida, Moreno ha sido parte de esta venerada tradición, iniciada por su padre, quien lo llevó en brazos en su primera peregrinación.
En una entrevista, Moreno compartió que ha mantenido su compromiso con la peregrinación a lo largo de las décadas. A los 12 años, después de haber sido acompañado por su tío, quien también fue su padrino, Moreno comenzó a hacer la caminata por su cuenta.
Su tío, quien había estado presente en la entrega de la medalla por los 50 años de peregrinación, le había expresado su sorpresa y admiración por su constancia.
Moreno recordó los desafíos que enfrentó durante los años 60, cuando las condiciones eran duras y la peregrinación se realizaba en el campo, sin alojamiento adecuado y con escasa comida. A pesar de las dificultades, su compromiso con la peregrinación no ha flaqueado. Incluso en momentos de enfermedad grave, ha logrado superar las adversidades y continuar con la tradición.
Relató un episodio en el que, después de un accidente que le dejó con la cabeza golpeada, pidió fervientemente a la Virgen de Guadalupe y a Dios que lo ayudaran, logrando superar la crisis y seguir adelante.
El peregrino expresó su orgullo por su medalla de 75 años y describió su devoción como un amor y cariño profundo hacia la Virgen de Guadalupe. “Es un cariño, un amor y devoción que le tenemos a ella. La tenemos donde se quiera, pero no es igual venir con alegría caminando a su casa con ella”, dijo.
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Moreno también comentó sobre los desafíos que ha enfrentado a lo largo del camino, mencionando que a pesar de las dificultades económicas y la falta de apoyo en algunos momentos, ha logrado completar la peregrinación sin problemas significativos. “
“En 75 años, lo difícil es venir sin dinero, pero no falta. Lo difícil es que en el camino se apoyen, eso es. Yo no sé lo que son ampollas, me he salvado”, agregó.