Empezó a los 10 años de edad, gracias a su padre.
Miguel Cruz Olvera recuerda haber visto a su padre llorar al llegar a la Basílica de Guadalupe a sus 10 años, la primera vez que acudió a la peregrinación; con este acto de sensibilidad se dio cuenta de la importancia de la fe, de lo que esto significa, y que seguiría realizando hasta cumplir este 2023, 25 años en el camino.
Luego de ello supo que quería hacer esto cada año, de manera continua; sin embargo, duró únicamente tres años, para después volver motivado, dispuesto a seguir esa tradición que su padre le inculcó, quien sólo le dijo que irían a caminar, sin saber el largo recorrido que les esperaría, mismo que lo convenció.
"Vi a mi papá llorar, que me llevaba al lado de su brazo, y me le quedé viendo y me dijo: Mira, persígnate ante la Virgen de Guadalupe, volteé a verla y empecé a llorar, algo que nunca había sentido sin saber el por qué. Después mi papá me abrazó y me dijo: Estos son los triunfos después de un caminar en el cual se le viene a agradecer a ella".
Añadió que dejó de peregrinar por alrededor de cuatro años, regresando luego de que vecinos de la colonia Hércules, de donde es originario, lo invitaban a seguir participando. Explicó que en esa ocasión todo fue diferente, pues volvió a peregrinar con mayor convencimiento de la fe que profesa.
"De ahí agarré otra experiencia muy diferente, lo hice con más fe, lo hice por una causa conmigo mismo. Empecé a sentir lo que era un rezo, cómo venir orando, cómo acordarme de la familia, en cómo convivir con la gente que me rodeaba en el momento y la palabra de "hermano", que no es común decirla, y ahí fue cuando empecé a estimar aquella hermandad".
Señaló que en 25 años ha tenido diversas experiencias que le han forjado como persona, principalmente en la Sierra, de donde dijo conoció a personas tan humildes dispuestas a ofrecer lo poco que tenían, como parte del apoyo de las personas de las comunidades con los peregrinos.
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Miguel Cruz confió que durante algunos años padeció de alcoholismo y consumo de sustancias nocivas, situación agravante de la que pudo salir gracias al apoyo de su familia, la rehabilitación en la que estuvo y gracias a la Virgen de Guadalupe.
"A través del tiempo fui alcohólico y drogadicto y no lo podía dejar y me comprometí con la patrona, y así me fui todo el camino, orando y pensando en mi familia. Es algo que se siente en el corazón y hasta la fecha, bendito sea, a ella".