Procedente de la colonia Loma Bonita, al poniente de la ciudad de Querétaro, Isabel tuvo que juntar por más de cinco meses algo de las ganancias que le dejan la venta de tamales para poder tener dinero y participar de nuevo en la Peregrinación luego de tres años de pandemia.
En esta ocasión camina con su nieta Diana, de 19 años, quien afirmó que desde los 10 empezó a formar parte de los contingentes a invitación de su abuela y otros familiares.
Isabel es una mujer de 67 años, quien dijo que interrumpió su participación durante 15 años y que volvió en 1998.
Comparte que se dedica a la venta de tamales, ya que es ahí donde tiene el sustento para sus gastos y alimentos, pero igual es donde se ayuda para juntar dinero y estar lista para la siguiente edición.
Con relación a la preparación que dijo tener durante la presente semana, consideró que no ha sido nada que haya tenido a que cambiar, al contrario, dijo que se levanta diario a las cuatro de la mañana para empezar a trabajar.
“Es una tradición poder participar, porque una se acostumbra a estar cada año”, expresó la mujer peregrina.
Argumentó que los últimos días sintió la presión, ya que tenía que preparar las maletas de ella y de su nieta, mientras se acercaba el momento para emparejarse con las peregrinas.
Diana comentó que a pesar de que empezó a peregrinar desde los cuatro años de edad, durante cinco se retiró, pero ahora volvió para acompañar a Isabel.
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