/ miércoles 24 de febrero de 2021

Hoy hace 70 años nació la Universidad de Querétaro

Hoy hace 70 años, Querétaro escribió una de las páginas más memorables de su historia: nació la Universidad de Querétaro

El 24 de febrero de 1951 –hoy hace 70 años–, Querétaro escribió una de las páginas más memorables de su historia: nació la Universidad de Querétaro, la que gracias a la voluntad del gobernador Octavio Silverio Mondragón Guerra, al impulso del licenciado Fernando Díaz Ramírez y a las gestiones iniciales del coronel y licenciado Juan Álvarez Torres, hoy es la institución de educación superior más longeva y prestigiada del Estado.

Hace siete décadas, en el edificio de 16 de septiembre oriente 63 donde durante 81 años (1869-1950) funcionó el Colegio Civil del Estado todo era bullicio y entusiasmo. Puede asegurarse que todo Querétaro estaba representado para atestiguar la inauguración de la Universidad de Querétaro, institución que ocho años después lograría su autogobierno.

La revista Querétaro editada por el Círculo Queretano de México, dirigida por Roberto Chellet, relata que como en los viejos tiempos de esplendor, el solemne patio principal del antiguo Colegio Civil del Estado fue testigo de cómo los más selectos representantes de la intelectualidad universitaria de México se congregaban para testimoniar aquella fecha grande. Imborrable en la historia de nuestra entidad federativa, diríase ahora.

A la ceremonia inaugural asistió con la representación del presidente Miguel Alemán Valdés, el secretario de Educación Pública, licenciado Manuel Gual Vidal, quien años atrás había sido compañero del maestro Díaz Ramírez en la escuela de Jurisprudencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En tan trascendente ceremonia estuvieron presentes igualmente el ingeniero Enrique Dovalí, subsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas; el licenciado Manuel Bartlet [sic], representante de la UNAM y tal vez padre del controvertido hoy director de la CFE; el licenciado Manuel Martínez Mezquida, vicepresidente de la Asociación de Universidades de la República; el licenciado Roberto del Real, rector del Instituto de Ciencias de Zacatecas; el licenciado Luis Noyola, rector de la Universidad de San Luis Potosí; el licenciado Antonio Torres Gómez, rector de la Universidad de Guanajuato; el licenciado Hugo Rangel Frías, rector de la Universidad de León; el licenciado Arturo Ramos Romero, rector de la Universidad de Jalisco y otros invitados más, entre ellos los queretanos Antonio Pérez Alcocer y Leopoldo Aguilar, antiguos directores del desaparecido Colegio Civil del Estado.

El Dr. Octavio S. Mondragón durante la entrevista que concedió, hace algunos años, al reportero, para hablar de lo que consideró su máxima obra como gobernador: la fundación de la Universidad de Querétaro

Como era natural, en los puestos de honor se encontraban, además del representante presidencial, el gobernador Octavio S. Mondragón y el rector Fernando Díaz Ramírez, quien, tras los honores al lábaro patrio, abordó la tribuna.

Según el autor de la crónica publicada en la referida revista, la pieza oratoria del primer rector “fue encantadora, pues con un estilo sobrio, elegante y ponderado, revivió en la mente de todos los asistentes las pasadas etapas del Colegio (Civil) con una fuerza emotiva y real, que les hicieron vivir por un momento aquellos tiempos idos”.

Alternando con algunas ejecuciones musicales, tocó el turno de dirigir la palabra a nombre de las universidades de la República al licenciado Roberto del Real, rector del Colegio de Zacatecas. El prestigiado orador logró enardecer desde sus primeras frases el espíritu de los circunstantes y el vigor de su perorata arrancó no solamente aplausos, sino lágrimas. Hacía mucho tiempo que Querétaro no sentía el sacudimiento de un verbo estrujante y maravilloso como el del licenciado Del Real, según el articulista.

El momento histórico de declarar inaugurada solemnemente la nueva institución educativa estuvo a cargo del secretario de Educación Pública, quien asistió a dicho evento con la representación presidencial.

Enseguida, los asistentes se trasladaron al Salón de Actos, en donde fue descubierta una placa conmemorativa y así terminó la histórica ceremonia de la inauguración oficial de la Universidad de Querétaro.

Al mediodía, fue servido en el Casino de Querétaro, en ese entonces el más elegante centro social, un banquete ofrecido por el gobernador Mondragón. Los amplios salones de dicho casino resultaron insuficientes para contener a la numerosa y selecta concurrencia. Durante el convivio, hizo uso de la palabra el licenciado Eduardo Estrada, procurador de Justicia del Estado. Por su parte, el licenciado Roberto Chellet en representación de los exalumnos del Colegio Civil dedicó un poema a los nuevos estudiantes y fue ovacionado e interrumpido en varias ocasiones. Finalmente, hizo uso de la palabra el señor Ricardo Retana (Méndez) como vicepresidente del Círculo Queretano de México.

Entre los otros comensales estuvieron el doctor Salvador Septién, maestro decano de Bachilleres y miembro del Consejo Universitario; el doctor Esteban Paulín, director de la escuela de Enfermería y Obstetricia; el licenciado Antonio Pérez Alcocer, decano de Jurisprudencia; el ingeniero Antonio Legarreta, decano de la escuela de Ingeniería; el licenciado Alberto Macedo R., secretario general de la Universidad; el licenciado Alberto Fernández R., presidente de la H. Legislatura del Estado; el licenciado Francisco Rodríguez Aguillón, secretario general de gobierno; el licenciado Javier Palacios Borja, presidente municipal de la ciudad de Querétaro y los señores Carlos Michelena Díaz Guevara, Miguel G. Herrera, Antonio Romo Ruiz, Francisco Flores, José Pérez Solórzano y Alfonso Vázquez O., regidores; el licenciado Rafael Altamirano, presidente del Círculo Queretano de México y diversos miembros del mismo; licenciado Juan G. Gorráez, doctor Alfonso Alexander, licenciado Samuel Reyes Retana, don Francisco Castillo, licenciado Leopoldo Aguilar, licenciado Luis Felipe Villalobos, licenciado Guillermo Pérez Iturbe, arquitecto Francisco Martín Sánchez, acompañados en su mayoría de sus respectivas esposas. También estuvieron presentes los señores Eduardo Balvanera, director del Diario de Querétaro; licenciado Francisco Bueno, doctor Antonio Reséndiz, señor José Rodríguez Familiar, licenciado José María Truchuelo, farmacéutico don Antonio Rodríguez, licenciados Alfonso y Bernabé Ballesteros, doctor Pablo Muñoz, licenciado Salvador Mondragón G., señor Luis Sosa, licenciado Benito Frías, ingeniero Pedro Fernández, licenciado Felipe N. Guerrero, señor José María Hernández, señor Francisco Suzán, periodista José Guadalupe Ramírez (Álvarez).

Lic. Fernando Díaz Ramírez

La historia de la UAQ se remonta al año de 1625

La Universidad Autónoma de Querétaro que hoy cumple 70 años de su fundación, se remonta a la creación del Colegio de San Ignacio de Loyola, fundado el 20 de junio de 1625 ante el notario de su Majestad Juan López Tabera, ante quien comparecieron los fundadores y benefactores don Diego de Barrientos y doña María Lomelí. Dicho colegio estaba destinado a la formación de los sacerdotes de dicha orden, exclusivamente, que concluirían sus estudios en la Real y Pontificia Universidad de México. Años más tarde nació el Colegio de San Francisco Javier para los estudiantes laicos de la ciudad de Querétaro. Ambos funcionaron hasta 1767 y tras 11 años de permanecer cerrados debido a la expulsión de los jesuitas, del territorio nacional, se reabrieron de 1778 a 1832, administrados por los clérigos seculares y de este año a 1869 administrados por el Estado. Posteriormente, de 1869 a 1950 se convirtieron en el Colegio Civil de Estado.

Con la inauguración de la nueva institución educativa, se cerraba una etapa de ochenta y un años de dicho colegio, del que a su desaparición era director el licenciado Fernando Díaz Ramírez.

Por cierto, un dato poco conocido es el siguiente: el Colegio Civil fue cerrado por el gobernador Saturnino Osornio el 14 de abril de 1932, pero fue hasta el 30 de junio del mismo año cuando se emitió el decreto que legalizó dicho acto. El colegio fue reabierto hasta el 25 de junio de 1936, durante la gubernatura del general Ramón Rodríguez Familiar.


Matrícula y sueldos en la transición, en 1951


En 1950, cuando se cierra el colegio, la matrícula era de 103 alumnos, 66 en Secundaria y 37 en Bachillerato.

Consumada la transición de Colegio Civil del Estado a Universidad de Querétaro el histórico sábado 24, sin más el lunes 26 de febrero se inició el ciclo escolar en la naciente institución de educación superior, con una matrícula de 237 alumnos.

Cuando nace la nueva Universidad, la oferta educativa era sólo del Bachillerato y las escuelas profesionales de Jurisprudencia e Ingeniería, ésta con solo los dos primeros años de la carrera. Después vendrían Enfermería y Ciencias Químicas en 1952, Bellas Artes en 1953 y Contabilidad en 1954.

Don Fernando Díaz Ramírez, en el tomo III de su Historia de la universidad, escrita en 1976 durante el gobierno del arquitecto Antonio Calzada Urquiza, refiere que en 1950, al cierre del Colegio Civil los subsidios federal y estatal eran de 12,000.00 y 25,000.00 pesos, respectivamente, cantidades que aumentaron al convertirse en Universidad, gracias a la voluntad del secretario de Educación Pública y del gobernador Mondragón. Este cumplió su palabra y lo incrementó de 25,000.00 a 40,000.00.

En el mismo libro, el primer rector refiere lo siguiente con respecto a los sueldos de los principales funcionarios de la Universidad de Querétaro:

“Mi sueldo fue de 600.00 pesos, el del señor (Lic. Alberto) Macedo que aceptó seguir en la Secretaría fue de 500.00 pesos, su mecanógrafa y la mía por (ir) sólo por las tardes les pagaríamos 300.00 a cada una y Pepe Urbiola sería: Tesorero, Archivista y cuando fuere preciso, como único empleado, con un sueldo de $300.00 por solo la tarde y como no encontrara título qué darle en su nombramiento, pues sentía feo eso de empleado único, el propio Urbiola lo solucionó autonombrándose Oficial Mayor, la realidad era que no había Oficial Mayor (pues) era él solo”.

La sumatoria de esos salarios nos da una nómina mensual de $2,000.00 hace setenta años.

Como dato para la historia, Díaz Ramírez refiere que los alumnos fundadores de la escuela de leyes fueron: su hijo Fernando Díaz Reyes Retana, Luis Rayas Díaz, Antonio Ruelas Serrano, Porfirio Díaz Zamudio, Miguel Cabiedes (Robles) y dos más que no recordó. Es decir, siete alumnos.

En la escuela de Ingeniería la matrícula fue aún menor: Seis alumnos: Enrique Silis, Rafael Herrera, Jesús Ortega, Enrique Enciso, Jesús García y otro de apellidos Rodríguez Alquézar.

El 24 de febrero de 1951 –hoy hace 70 años–, Querétaro escribió una de las páginas más memorables de su historia: nació la Universidad de Querétaro, la que gracias a la voluntad del gobernador Octavio Silverio Mondragón Guerra, al impulso del licenciado Fernando Díaz Ramírez y a las gestiones iniciales del coronel y licenciado Juan Álvarez Torres, hoy es la institución de educación superior más longeva y prestigiada del Estado.

Hace siete décadas, en el edificio de 16 de septiembre oriente 63 donde durante 81 años (1869-1950) funcionó el Colegio Civil del Estado todo era bullicio y entusiasmo. Puede asegurarse que todo Querétaro estaba representado para atestiguar la inauguración de la Universidad de Querétaro, institución que ocho años después lograría su autogobierno.

La revista Querétaro editada por el Círculo Queretano de México, dirigida por Roberto Chellet, relata que como en los viejos tiempos de esplendor, el solemne patio principal del antiguo Colegio Civil del Estado fue testigo de cómo los más selectos representantes de la intelectualidad universitaria de México se congregaban para testimoniar aquella fecha grande. Imborrable en la historia de nuestra entidad federativa, diríase ahora.

A la ceremonia inaugural asistió con la representación del presidente Miguel Alemán Valdés, el secretario de Educación Pública, licenciado Manuel Gual Vidal, quien años atrás había sido compañero del maestro Díaz Ramírez en la escuela de Jurisprudencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En tan trascendente ceremonia estuvieron presentes igualmente el ingeniero Enrique Dovalí, subsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas; el licenciado Manuel Bartlet [sic], representante de la UNAM y tal vez padre del controvertido hoy director de la CFE; el licenciado Manuel Martínez Mezquida, vicepresidente de la Asociación de Universidades de la República; el licenciado Roberto del Real, rector del Instituto de Ciencias de Zacatecas; el licenciado Luis Noyola, rector de la Universidad de San Luis Potosí; el licenciado Antonio Torres Gómez, rector de la Universidad de Guanajuato; el licenciado Hugo Rangel Frías, rector de la Universidad de León; el licenciado Arturo Ramos Romero, rector de la Universidad de Jalisco y otros invitados más, entre ellos los queretanos Antonio Pérez Alcocer y Leopoldo Aguilar, antiguos directores del desaparecido Colegio Civil del Estado.

El Dr. Octavio S. Mondragón durante la entrevista que concedió, hace algunos años, al reportero, para hablar de lo que consideró su máxima obra como gobernador: la fundación de la Universidad de Querétaro

Como era natural, en los puestos de honor se encontraban, además del representante presidencial, el gobernador Octavio S. Mondragón y el rector Fernando Díaz Ramírez, quien, tras los honores al lábaro patrio, abordó la tribuna.

Según el autor de la crónica publicada en la referida revista, la pieza oratoria del primer rector “fue encantadora, pues con un estilo sobrio, elegante y ponderado, revivió en la mente de todos los asistentes las pasadas etapas del Colegio (Civil) con una fuerza emotiva y real, que les hicieron vivir por un momento aquellos tiempos idos”.

Alternando con algunas ejecuciones musicales, tocó el turno de dirigir la palabra a nombre de las universidades de la República al licenciado Roberto del Real, rector del Colegio de Zacatecas. El prestigiado orador logró enardecer desde sus primeras frases el espíritu de los circunstantes y el vigor de su perorata arrancó no solamente aplausos, sino lágrimas. Hacía mucho tiempo que Querétaro no sentía el sacudimiento de un verbo estrujante y maravilloso como el del licenciado Del Real, según el articulista.

El momento histórico de declarar inaugurada solemnemente la nueva institución educativa estuvo a cargo del secretario de Educación Pública, quien asistió a dicho evento con la representación presidencial.

Enseguida, los asistentes se trasladaron al Salón de Actos, en donde fue descubierta una placa conmemorativa y así terminó la histórica ceremonia de la inauguración oficial de la Universidad de Querétaro.

Al mediodía, fue servido en el Casino de Querétaro, en ese entonces el más elegante centro social, un banquete ofrecido por el gobernador Mondragón. Los amplios salones de dicho casino resultaron insuficientes para contener a la numerosa y selecta concurrencia. Durante el convivio, hizo uso de la palabra el licenciado Eduardo Estrada, procurador de Justicia del Estado. Por su parte, el licenciado Roberto Chellet en representación de los exalumnos del Colegio Civil dedicó un poema a los nuevos estudiantes y fue ovacionado e interrumpido en varias ocasiones. Finalmente, hizo uso de la palabra el señor Ricardo Retana (Méndez) como vicepresidente del Círculo Queretano de México.

Entre los otros comensales estuvieron el doctor Salvador Septién, maestro decano de Bachilleres y miembro del Consejo Universitario; el doctor Esteban Paulín, director de la escuela de Enfermería y Obstetricia; el licenciado Antonio Pérez Alcocer, decano de Jurisprudencia; el ingeniero Antonio Legarreta, decano de la escuela de Ingeniería; el licenciado Alberto Macedo R., secretario general de la Universidad; el licenciado Alberto Fernández R., presidente de la H. Legislatura del Estado; el licenciado Francisco Rodríguez Aguillón, secretario general de gobierno; el licenciado Javier Palacios Borja, presidente municipal de la ciudad de Querétaro y los señores Carlos Michelena Díaz Guevara, Miguel G. Herrera, Antonio Romo Ruiz, Francisco Flores, José Pérez Solórzano y Alfonso Vázquez O., regidores; el licenciado Rafael Altamirano, presidente del Círculo Queretano de México y diversos miembros del mismo; licenciado Juan G. Gorráez, doctor Alfonso Alexander, licenciado Samuel Reyes Retana, don Francisco Castillo, licenciado Leopoldo Aguilar, licenciado Luis Felipe Villalobos, licenciado Guillermo Pérez Iturbe, arquitecto Francisco Martín Sánchez, acompañados en su mayoría de sus respectivas esposas. También estuvieron presentes los señores Eduardo Balvanera, director del Diario de Querétaro; licenciado Francisco Bueno, doctor Antonio Reséndiz, señor José Rodríguez Familiar, licenciado José María Truchuelo, farmacéutico don Antonio Rodríguez, licenciados Alfonso y Bernabé Ballesteros, doctor Pablo Muñoz, licenciado Salvador Mondragón G., señor Luis Sosa, licenciado Benito Frías, ingeniero Pedro Fernández, licenciado Felipe N. Guerrero, señor José María Hernández, señor Francisco Suzán, periodista José Guadalupe Ramírez (Álvarez).

Lic. Fernando Díaz Ramírez

La historia de la UAQ se remonta al año de 1625

La Universidad Autónoma de Querétaro que hoy cumple 70 años de su fundación, se remonta a la creación del Colegio de San Ignacio de Loyola, fundado el 20 de junio de 1625 ante el notario de su Majestad Juan López Tabera, ante quien comparecieron los fundadores y benefactores don Diego de Barrientos y doña María Lomelí. Dicho colegio estaba destinado a la formación de los sacerdotes de dicha orden, exclusivamente, que concluirían sus estudios en la Real y Pontificia Universidad de México. Años más tarde nació el Colegio de San Francisco Javier para los estudiantes laicos de la ciudad de Querétaro. Ambos funcionaron hasta 1767 y tras 11 años de permanecer cerrados debido a la expulsión de los jesuitas, del territorio nacional, se reabrieron de 1778 a 1832, administrados por los clérigos seculares y de este año a 1869 administrados por el Estado. Posteriormente, de 1869 a 1950 se convirtieron en el Colegio Civil de Estado.

Con la inauguración de la nueva institución educativa, se cerraba una etapa de ochenta y un años de dicho colegio, del que a su desaparición era director el licenciado Fernando Díaz Ramírez.

Por cierto, un dato poco conocido es el siguiente: el Colegio Civil fue cerrado por el gobernador Saturnino Osornio el 14 de abril de 1932, pero fue hasta el 30 de junio del mismo año cuando se emitió el decreto que legalizó dicho acto. El colegio fue reabierto hasta el 25 de junio de 1936, durante la gubernatura del general Ramón Rodríguez Familiar.


Matrícula y sueldos en la transición, en 1951


En 1950, cuando se cierra el colegio, la matrícula era de 103 alumnos, 66 en Secundaria y 37 en Bachillerato.

Consumada la transición de Colegio Civil del Estado a Universidad de Querétaro el histórico sábado 24, sin más el lunes 26 de febrero se inició el ciclo escolar en la naciente institución de educación superior, con una matrícula de 237 alumnos.

Cuando nace la nueva Universidad, la oferta educativa era sólo del Bachillerato y las escuelas profesionales de Jurisprudencia e Ingeniería, ésta con solo los dos primeros años de la carrera. Después vendrían Enfermería y Ciencias Químicas en 1952, Bellas Artes en 1953 y Contabilidad en 1954.

Don Fernando Díaz Ramírez, en el tomo III de su Historia de la universidad, escrita en 1976 durante el gobierno del arquitecto Antonio Calzada Urquiza, refiere que en 1950, al cierre del Colegio Civil los subsidios federal y estatal eran de 12,000.00 y 25,000.00 pesos, respectivamente, cantidades que aumentaron al convertirse en Universidad, gracias a la voluntad del secretario de Educación Pública y del gobernador Mondragón. Este cumplió su palabra y lo incrementó de 25,000.00 a 40,000.00.

En el mismo libro, el primer rector refiere lo siguiente con respecto a los sueldos de los principales funcionarios de la Universidad de Querétaro:

“Mi sueldo fue de 600.00 pesos, el del señor (Lic. Alberto) Macedo que aceptó seguir en la Secretaría fue de 500.00 pesos, su mecanógrafa y la mía por (ir) sólo por las tardes les pagaríamos 300.00 a cada una y Pepe Urbiola sería: Tesorero, Archivista y cuando fuere preciso, como único empleado, con un sueldo de $300.00 por solo la tarde y como no encontrara título qué darle en su nombramiento, pues sentía feo eso de empleado único, el propio Urbiola lo solucionó autonombrándose Oficial Mayor, la realidad era que no había Oficial Mayor (pues) era él solo”.

La sumatoria de esos salarios nos da una nómina mensual de $2,000.00 hace setenta años.

Como dato para la historia, Díaz Ramírez refiere que los alumnos fundadores de la escuela de leyes fueron: su hijo Fernando Díaz Reyes Retana, Luis Rayas Díaz, Antonio Ruelas Serrano, Porfirio Díaz Zamudio, Miguel Cabiedes (Robles) y dos más que no recordó. Es decir, siete alumnos.

En la escuela de Ingeniería la matrícula fue aún menor: Seis alumnos: Enrique Silis, Rafael Herrera, Jesús Ortega, Enrique Enciso, Jesús García y otro de apellidos Rodríguez Alquézar.

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