Desde Honduras, hace 5 meses que Carmen y Denisse junto con 3 menores de edad decidieron salir afectadas por una serie de violencias en su vida privada, que las hizo caminar hasta llegar a México.
Ellas, cuyos nombres fueron cambiados por razones de seguridad, provienen de El Progreso, una ciudad y municipio del departamento de Yoro, la quinta más poblada de este país centroamericano.
Denisse es madre de Carmen, quien la ha acompañado durante este proceso. A Querétaro llegaron hace ocho días, provenientes de Tenosique, en el estado de Tabasco, de donde fueron trasladadas.
"Nosotras nos fuimos por una situación bien terrible; pasamos por procesos bien feos que nunca imaginé. Fue de la noche a la mañana", refiere Denisse, quien relató asuntos de violencia en su casa, en la zona donde vivían.
A decir de ambas, en El Progreso radicaban en una colonia o barrio rodeado de pandillas, motivo por el que también decidieron trasladarse, ante la inseguridad de la zona, de forma general.
"Allá no hay seguridad ni para los niños ni para la mujer", dice Denisse: "hay muchas pandillas, nosotras vivíamos alrededor de pandillas en la colonia, y eso sí fue una parte por lo que salimos", detalló.
De hecho, añadió Carmen, fueron muchos los vecinos que decidieron salir de la zona, siendo una práctica común: "antes de nosotras ya había salido una buena cantidad de gente", precisó.
De Tenosique, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) las trasladó hacia Querétaro, al Centro de Apoyo Marista al Migrante (CAMMI), una ciudad donde buscarían vivir.
Sin embargo, las dificultades para acceder a una vivienda las ha imposibilitado para empezar una nueva vida, pues ante la falta de papeles y la discriminación al ser personas migrantes, ha impedido que puedan rentar algún espacio para ellas y los tres menores de edad.
"Todo ha salido bien menos la vivienda; nos han discriminado, nos han dicho que no porque no somos de aquí y que somos muchos, que mejor en otra parte... Primero buscaríamos la casa para poner a los niños a la escuela, ubicarnos bien para ponerlos a estudiar, y si pudiéramos quedarnos en Querétaro mucho mejor, estamos haciendo todo el impulso, vamos a seguir luchando".
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Tanto Denisse como Carolina buscan trabajar y rehacer su vida para salir adelante, pues este proceso ha sido lastimoso para ellas y los tres menores de edad, una situación que miles de personas enfrentan cotidianamente.