Los vendedores de adornos alusivos a las fiestas patrias aún cargan los estragos de los últimos años de pandemia; sin embargo, se muestran esperanzados a que con los próximos festejos el panorama mejore.
Luego de que durante los dos primeros años de la pandemia de Covid-19 se suspendiera la mayoría de los festejos masivos por las conmemoraciones patrias en septiembre, las calles de la ciudad de Querétaro se han vuelto a pintar de verde, blanco y rojo.
Tanto por los adornos colocados en las principales avenidas y en las inmediaciones a las oficinas de las delegaciones de la capital, por parte del gobierno municipal, los carritos con vendedores de banderitas, aretes, sombreros y vestimentas típicas también abundan.
Ya sea en las calles del Centro Histórico, los semáforos o las plazas comerciales, los vendedores esperan pacientes a que los clientes lleguen para adquirir adornitos vistosos, maquillaje tricolor y cubrebocas con motivos patrios.
A pesar de que, en la mayoría de los casos, la venta de estos productos no es la única actividad que realizan para obtener su sustento, los comerciantes continúan arrastrando en sus bolsillos los estragos de la pandemia.
Refirieron que, aunque no existe un perfil específico entre su clientela, pues personas de todas las edades adquieren adornos para las festividades alusivas a la conmemoración del inicio de la lucha independentista, es frecuente que padres y madres de familia los adquieran por solicitud de las escuelas de sus hijos.
Desde las vistosas banderas de más de un metro de largo, hasta las miniaturas para pegar en el espejo retrovisor de los autos; pequeños aretitos, corbatas y moños tricolores hasta los enormes sombreros se pueden encontrar en los puestos establecidos para estas fechas.