La inversión inicial para comenzar un negocio de tatuajes implica alrededor de tres mil 500 pesos con lo básico: una máquina, cartuchos, tinta y piel para practicar; el costo de la tarjeta sanitaria emitida por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) es de seis mil 183 pesos.

Es frecuente que artistas visuales busquen ampliar sus posibilidades de ingresos a través del aprendizaje de técnicas de tatuaje, la más popular es la que utiliza una máquina con agujas de distintos grosores para plasmar diseños en la piel de las personas.

Incluso ya no es viable asegurar actualmente que un tatuaje es para toda la vida, puesto que las tecnologías de tratamientos láser utilizadas para borrarlos han avanzado mucho en años recientes, además de que, con la creciente popularidad del color en la piel y los avances en el respeto a los derechos humanos, es menos frecuente que sean motivo de discriminación.

El investigador del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Héctor Castillo Berthier ha estimado que alrededor de un tercio del total de la población mexicana tiene al menos un tatuaje.

Además de la compra de insumos, quienes desean dedicarse a los tatuajes suelen buscar espacios propios o compartidos para llevar a cabo sus labores, así como también se promocionan en redes sociales digitales y eventos.

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo

Las promociones, rifas y formatos de apoyo a causas como el bienestar animal suelen incluir tatuajes como premios. Los precios varían dependiendo del diseño, la cantidad de tintas, la técnica utilizada e incluso del renombre de la persona tatuadora, pero los más pequeños y sencillos cuestan alrededor de 500 pesos.

Los artistas del tatuaje llevan a cabo también giras o visitas al interior del país para promover su trabajo. Además, dependiendo de la intención y los gustos de las personas, es posible encontrar diseños en tinta negra, de estilo tradicional, línea fina, o también realizados con la técnica denominada tebori, que, en vez de utilizar una máquina, hace uso de una aguja para pinchar la piel hasta incrustar la tinta y dibujar lo deseado.