Varios factores han puesto en una situación de extinción a la industria apícola queretana, tanto productivos, climáticos como sociales, por lo que expertos están preocupados por la realidad que vive la industria.
Y es que tan sólo en el municipio de Querétaro, en 35 años disminuyó un 96.2% el inventario de cajones para producir miel, puesto que en 1984 había 14 mil 100 cajones en la capital y en 2019 solamente contabilizaron 536.
Respecto a la realidad en la que se encuentra el estado, según cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), Querétaro se ubica en el último lugar nacional en producción de miel de abeja, puesto que, en 2020, se produjeron apenas 79 toneladas de miel, lo que significó una caída del 27.5% en una década, ya que en 2010 se tenía una producción de 109 toneladas.
Esto impactó directamente en las colmenas del estado, puesto que la producción de miel pasó de entre 25 y 30 kilogramos por colmena a aproximadamente siete kilogramos.
A nivel estatal, el inventario con el que se cuenta es de apenas 4 mil 780 colmenas, divididas en 266 unidades de producción, que generan 63.4 toneladas de miel, lo que equivale a un valor de producción de 2 millones 689 mil 900 pesos, según datos de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (SADER).
Respecto a esta situación, el médico veterinario y director del apiario del Campus Amazcala de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Carlos Robles Martínez, explicó que existen varias razones del porqué esta industria ha sido golpeada en gran manera durante los últimos años.
Un factor importante es el tema del cambio climático y la sequía que está sufriendo gran parte del país, puesto que a las abejas se les ve cómo un ganado y así como tienen cualidades, también tienen necesidades de cuidado.
“Nosotros vemos a las abejas como un ganado cualquiera, porque necesitan medicamentos y necesitan alimentación, el cambio climático nos ha afectado porque las temporadas de floración están dispersas, hay épocas en donde se cosecha miel, (en las) que nunca antes había cosecha, hay una diversificación anormal de la flora, por lo que es importante observar el fenómeno y aprender de él para conocer los tiempos de floración", explicó.
Robles Martínez que, en particular, en Querétaro el tema social afecta desde una percepción de una rotación generacional, puesto que el impacto se refleja en tener un menor número de apicultores, puesto que la mayoría son personas adultas y los jóvenes no tiene interés en dedicarse a la producción de miel.
"Hay una gran cantidad de apicultores que ya son grandes, ya no hay gente joven que tenga interés por la apicultura, por lo que ha repercutido en la baja producción de las colmenas. Tu servidor está buscando que, desde el apiario de la UAQ de Amazcala, incentivar en los jóvenes el interés por la apicultura y que vean que es una oportunidad de negocio y de profesión”, recalcó.