La comunidad de La Cañada, conurbada con la capital queretana, vive una notable transformación, mostrando cómo lo tradicional y lo moderno pueden coexistir.
Antiguamente un pueblito provinciano, ahora La Cañada experimenta una evolución significativa, reflejando un cambio que va desde la infraestructura urbana hasta el perfil socioeconómico de sus habitantes.
En los últimos años el crecimiento económico de El Marqués, impulsado por la llegada de industrias y la construcción de nuevas residencias, ha marcado una transformación significativa en La Cañada.
Las nuevas colonias y la modernización de la infraestructura han elevado los costos de vivienda, reflejando el aumento en la demanda de la zona, a decir de los propios habitantes.
"Esto ha cambiado mucho, desde que empezaron con los residenciales arriba de las laderas, luego también lo de las zonas industriales que trajo que más gente viniera a vivir por estos sitios", explicó Carmen Castillo, locataria de La Cañada de cuatro generaciones viviendo en la localidad.
A pesar de estos cambios, La Cañada ha logrado mantener sus tradiciones vivas. Las festividades locales, como las celebraciones de San Pedro y San Pablo, siguen siendo eventos clave que unen a la comunidad y preservan la herencia cultural del lugar.
"Cada vez hay más autos, por ejemplo, esto ya es un estacionamiento, o las casas que se vuelven más caras en sus rentas, porque también está la ventaja de la cercanía con el Centro y todo ese desarrollo ha transformado nuestra zona, aunque no se pierden nuestras tradiciones".
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Establecida en 1529 como la cabecera del municipio de El Marqués, La Cañada se llama así debido a la corriente del río Querétaro que fluye por la zona y la forma del terreno circundante. El nombre refleja la dualidad del paisaje: la vitalidad del río y la geografía de cañada, que define la identidad del área desde sus inicios.