La memoria guardará lo que valga la pena y la memoria, empañada de nostalgia, no pierde lo que merece ser salvado.
Vivimos en un país muy dividido, donde hoy más que nunca podemos decir claramente que la democracia está en riesgo. Y eso es muy lamentable, pero a la vez sumamente preocupante.
Los del Gobierno federal, en campaña -la cual continúa- acusaban a los mandatarios del PRI y PAN, que no garantizaban la democracia y que su fuerza política era la compra del voto, manipulando a las instituciones electorales.
Y parece que la memoria en los inquilinos de Palacio Nacional no existe. Hoy, más que nunca, vemos actos paliativos comprando corazón y mentes. Repartiendo dinero a fondo perdido, sin una política pública social clara y definida.
El famoso bienestar, -por la falta de medicamentos-, lo intentan justificar por los estragos que trajo la pandemia a nivel mundial y ahora también por las secuelas y las ondas expansivas en la economía por la guerra en Ucrania.
La semana pasada veíamos discursos muy claros y puntuales de dos ex Presidentes de México, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón. El primero se ha mantenido mucho más al margen mediático que Calderón quien mantiene una batalla abierta contra el gobierno de la 4T.
Pero si algo tienen los dos, es la experiencia de ya vivir varios años fuera del poder, y esa experiencia en ocasiones vale más que el propio ejercicio del poder.
A toro pasado, como decimos coloquialmente, ellos mismo pueden juzgar sus hechos y acciones, y sin duda -lo considero así- ambos pueden salir a caminar a las calles de nuestro País con la conciencia tranquila.
Sin duda hubo errores en sus administraciones, pero no tan graves y notables como los que estamos viendo.
El ex presidente Zedillo señaló que los gobiernos actuales han recuperado, de manera negativa, “el manual del perfecto populista latinoamericano”.
El ex presidente Calderón insistió sobre la regresión de la democracia que se está produciendo en México. "La democracia en México está a punto de desaparecer", sentenció. "Por ello hoy tenemos que aguantar no a los mejores y más preparados sino a los peores políticos en décadas".
Y pues, como era de esperarse, la respuesta desde Palacio Nacional, el presidente López Obrador minimizando estas advertencias. “Me da risa y yo les pido a todos que no nos enojemos sobre lo que dice Zedillo o Calderón en España, ¿qué, nos podemos molestar? No, ternuritas”, y señaló que “hubiese estado buenísimo” que invitaran a Vicente Fox.
Al tiempo… al tiempo…