En México tenemos 3.8 millones de pobres más. Este es el resultado de los programas sociales del presidente López Obrador. Del 2018 a 2020 el número de mexicanos en situación de pobreza pasó de 51.9 a 55.7 millones según el más reciente informe sobre la medición de la pobreza elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL)
En esta administración, se han destinado 273 mil millones de pesos a nueve programas sociales y su impacto ha sido menor al programa Prospera del sexenio anterior. Según el gobierno federal, el 70% de la población se ve beneficiada con algún programa, sin embargo el INEGI y el CONEVAL desmienten la cifra y afirman que solamente llegan al 30% de los hogares, y encima, con una pésima distribución, ya que en teoría se debería beneficiar a los más pobres, pero solamente llega al 37% de los hogares que viven en pobreza extrema, cuyo número aumentó de 8.7 a 10.8 millones de 2018 a 2020.
La distribución del dinero se hace con opacidad y con reglas de operación poco claras. La elaboración de los padrones de beneficiarios se hizo sin focalizar a los realmente necesitados para cada programa.
Esto me hace pensar que los programas tienen otra finalidad, quizás superior al de ayudar a los que menos tienen, y es el de generar un padrón de incondicionales con fines electorales y de apoyo a las políticas del presidente dónde no sabemos exactamente a dónde van a dar esos 273 mil millones de pesos.
Amigo lector, nos parece indignante escuchar los discursos permanentes en contra de la clase empresarial que es la que genera empleos, nos indigna que millones de empresas cierren por la crisis económica y no reciban el apoyo necesario, mientras que por otro lado, se dice que todo es por y para los pobres, cuando los resultados no lo demuestran.
En Coparmex no queremos que haya hogares en los que no se cuente con lo necesario para tener una vida digna, por eso permanentemente proponemos una serie de acciones, como: Selección objetiva de personas y hogares beneficiarios de acuerdo con su condición socioeconómica; entrega de transferencias sin intermediación de servidores públicos o actores políticos; coordinación interinstitucional para que los apoyos se correlacionen con la provisión de servicios educativos y de salud a los hogares más pobres; evaluación científica, con metodologías rigurosas a cargo de entidades académicas independientes.; aprovechamiento de experiencias exitosas como la de Prospera y la reactivación de programas como el de Estancias Infantiles para atender a madres trabajadoras; impulso de la Empresa Social, para promover una economía con valores democráticos que además apoye el desarrollo sostenible y por último, la transparencia en la operación de los programas sociales. Sólo de esta manera lograremos realmente reducir esas marcadas desigualdades que prevalecen e incluso aumentan en nuestro país.
*Presidente de Coparmex Querétaro