A raíz de la pandemia, nuestras conversaciones han girado en torno a las dificultades y problemas que esta ha generado. Desde la vacunación, los contagios, la falta de medicamentos, la crisis económica, el cierre de empresas, pérdida de empleos, esfuerzos para salir adelante de los niños y jóvenes que no están recibiendo una educación de calidad por carecer de conectividad y herramientas tecnológicas y de las dificultades que tenemos para hacerles frente ante las malas decisiones y actuación del gobierno federal.
Al presidente de la República lo mueve su ideología personal y ha puesto sus convicciones personales por encima de la realidad que vive el país. Una ideología que nos remonta a los años 70’s y 80’s del siglo pasado de un México totalmente distinto. En 1970 el PIB era de 35.5 mil millones de dólares contra 1,309.6 mil millones de dólares en el 2021, con una población de 48.2 millones de habitantes contra 126.6 millones de ahora.
México era eminentemente rural con una economía cerrada al mundo, hoy tenemos una economía muy diversa, abierta al panorama global que requiere de ver hacia adelante, de avanzar en el conocimiento y tecnología, misma que nos está rebasando y provocando que las brechas contra los países desarrollados se hagan más grandes, y por ende, también las brechas económicas, sociales y educativas.
Es lamentable que el número de pobres se haya incrementado en cuatro millones en lo que va del actual sexenio y que más personas trabajen en la economía informal, pues no pueden acceder a un empleo formal o legalizar su pequeño negocio ya que la carga burocrática y de impuestos es muy pesada.
En las mañaneras tristemente vemos cómo se denosta, ataca y culpa a otros de lo que sucede en México. Creo que sería mejor escuchar soluciones, programas, apoyos y la búsqueda de un México unido donde juntos luchemos por el bien común.
¿Preocupado por el panorama? ¿Angustiado por la falta de soluciones? Vivir preocupado y angustiado es una elección personal, la otra es poner manos a la obra y cambiar nuestro discurso. Cada uno de nosotros lo podemos hacer, independientemente de lo que escuchemos y leamos.
Si queremos, podemos dejar ese discurso de odio, de desunión y malas noticias para transformarlo en un pensamiento positivo donde veamos todo lo bueno que somos y tenemos. De lo grande que es México, en donde tenemos grandes talentos y fortalezas y que existe todo lo necesario para salir adelante, para reducir las brechas de desigualdad y mejorar los niveles de bienestar de toda la población.
Podemos seguir esperando que las cosas sigan igual y llenarnos de todo lo negativo que escuchamos o pensar en positivo, centrar nuestra atención en todo lo bueno, eliminar nuestros miedos y cambiar nuestros paradigmas. Y partir de ahí, hacer lo que podamos con lo que tengamos y avanzar en la búsqueda de un mejor país. Veamos las oportunidades que tenemos para ser mejores, para crecer y ayudar al prójimo, para unirnos en una causa común que es México. Desde nuestro entorno personal, familiar y de empresa pensemos y actuemos por el bien común. México nos necesita. Sí podemos. Empecemos hoy.
*Presidente de Coparmex