Las calles sucias, la inseguridad que denuncian los vecinos, lasfachadas descarapeladas que solían distinguirse por una paleta decolores bien planeada y elaborados diseños, ahora se ven manchadasaquí y allá por nuevos rayones sin pies ni cabeza, garabatos quereflejan el sentir de los colonos de Las Américas.
Aquel que pasa por el distribuidor de Paseo de la República yBernardo Quintana pierde unos segundos la mirada en la pintorescacolonia, salpicada de casas amarillas, azules, verdes, naranjas yuna iglesia de un intenso color rosa y azul con un diseñoestrellado.
Pero a decir de los colonos, el proyecto con el que sepretendía generar un cambio en la comunidad no ha permeado porcompleto en las familias, los jóvenes continúan rayando sinsentido las paredes, la inseguridad va en aumento, hay problemas dealcoholismo y drogadicción, no hay transporte público que entre ala colonia y las patrullas rara vez llegan por la noche.
En noviembre del 2013 inició un proceso para transformar lacolonia y culminó en mayo del 2015, a través de los trabajos dela fundación Proart, impulsada por el Instituto de Creatividad,Cultura, Arte y Desarrollo (ICCAD), según información de AdrianaCovarrubias, directora del Centro de Danza y Arte Proart, que sepublicó en el número 560 del suplemento cultural Barroco.
El proyecto “Descubre las Américas” fue el piloto de“Colonias Comparte”, cuya premisa es usar el color para hacersonreír a las personas, lo que genera cosas positivas en lacomunidad; para ello se requería una ubicación estratégica y lanecesidad de cambio social, condiciones que cumplía LasAméricas.
FALTA ATENCIÓN Y SEGUIMIENTO
“Las casas, que las pintaron, como ahí, la serpiente quepusieron, está muy bien, nomás que todo ya se está despintando.Sólo fue una vez y ya no nos han apoyado con esto, hay muchografiti de unos maleantes que vienen de Menchaca, San PedritoPeñuelas y de la noche a la mañana amanecen las paredesrayadas”, lamentó María Galván, habitante de LasAméricas.
Consideró que algunas calles están muy abandonadas, “Haymuchos alcohólicos y drogadictos, hay delincuencia y está feo”;ella piensa que esto se debe a que han llegado personas de fuera y“hacen relajo” en todas las colonias, lo que los ha obligado aponer rejas en las casas para que no pase nada malo.
Sería bueno que hubiese más protección, opinó, pues a sucolonia no entran los camiones porque los asaltan y los taxistas lohacen sólo hasta las nueve de la noche, además de que en elpuente peatonal hay asaltos frecuentemente.
Marisela Cortines Reséndiz, quien también reside en estacolonia, considera que no ha habido un cambio en los habitantes,sólo se trata de algo llamativo, pero se ha dejado de lado laseguridad.
“Hace falta más vigilancia porque se les ha ofrecido elespacio para que lo hagan de manera artística y siguen igual;aquí es muy inseguro y hace falta que vengan las patrullas en lanoche, no hay transporte público, hay que caminar hasta Sombrereteo Bernardo Quintana”.
Aseguró que sí le gustó el proyecto, pero le hace faltaatención porque hay muchos rayones de algunos chicos de lacolonia, que a pesar de que ya está pintado lo siguen estropeando;para los jóvenes debería haber más actividades recreativasporque muchos se drogan y toman, algunos abandonan sus estudios atemprana edad y empiezan a delinquir contra sus vecinos.
Israel, empresario y locatario de la colonia, expresó “Fueuna buena propuesta, la colonia se pintó de distintos colores y seveía mucho mejor, el tema es el seguimiento de este proceso,porque al final del día se abandona y no hay seguimiento (…) lascalles están muy coloridas, pero la demanda y el entusiasmo de loschicos que rayan por todos lados tienen acabada la ciudad”.
El problema es que no hay un seguimiento del proyecto y no sebrinda atención a quienes grafitean, pues duran un día lasparedes pintadas y los vecinos se esfuerzan por arreglar sus casaspara que estos jóvenes, en lugar de contribuir con estos espacios,lo pongan peor, lamentó.
“Me han robado la tubería de cobre, han abierto mi moto, unrayón y una pedrada (…) aquí se juntan personas que se drogan,hacen peleas de perros y han venido a botarlos aquí, a las orillasde la colonia. En las zonas baldías la gente tira basura y no esun lugar agradable para que la gente transite, depende de lasautoridades y la cultura de la gente”, agregó.
TODO SIGUE IGUAL
Ya en el 2015 la se había recogido en el suplemento Barroco eltestimonio de algunos jóvenes que residen en la colonia, quienesdenunciaban que en sus casas sufrían de violencia y preferíandrogarse.
Marcos dijo “Toda mi familia vive en Las Américas, mis tíos,mi abuelita, mi primo, pero me ven que ya ando con mi cara malota yme rechazan… y pues yo mitigo mi dolor con las drogas”.
Alfredo compartió “Mi papá no me golpea, pero me ha dichoque hubiera preferido que no naciera (…) la verdad es quetendríamos que cambiar todos, mi casa quedó bien bonita pero mipapá me sigue maltratando”.