Desde hace casi 12 años Lucía Chávez Ledesma ejerce como enfermera, su labor siempre ha sido reconocida como parte importante del apoyo a la comunidad, pero debido a la desinformación generada por el Covid-19 fue discriminada, jamás imaginó que su labor fuera a convertirse en una “amenaza”, promovida principalmente por la ignorancia y falta de sentido común de la gente.
“Es un tema que se ha venido desarrollando a la par de la curva de casos, pasa igual con la discriminación, yo viví esa situación, lo había visto en redes sociales y unos compañeros me habían comentado y empecé a ver cuando transitaba con el uniforme y había quienes se alejaban y así”.
Hace tres semanas Lucy recuerda que vivió la discriminación en carne propia cuando un par de personas la señalaron por “oler a Covid” pero contrario a lo que se podría pensar no guarda rencor y cuenta la experiencia.
“Al salir del trabajo me dirigí a mi casa, siempre hago el recorrido directo y en esa ocasión tuve que bajarme a una tienda de autoservicios por unas cosas que necesitaba, busqué una que no hubiera tanta gente, me bajé solo había una pareja y empezaron a decir que huele raro, huele feo, pero no hice caso, yo estaba haciendo mis cosas, entonces al momento de pasar cerca dijeron que olía a Covid, y entendí que era hacia mi persona porque además no había nadie más y yo llevaba el uniforme”.
Lucy pagó sus productos y se dirigió a su casa, no pensó en denunciar o llamar a la policía, si la ignorancia fuera delito no habría espacios en las cárceles, optó por seguir su rutina, solo compartió el episodio en sus redes sociales.
“Pude haber dicho mil cosas, pero tengo las suficientes armas para hacerles saber que no, que puedo oler a todo menos a Covid, puedo oler a cloro, puedo oler a sanitizante, puedo oler mucho a jabón pero sobre todo puedo oler a mucho trabajo y esfuerzo que es representación de todos los trabajadores del sector salud”.
Rechaza ser llamada “superhéroe”, simplemente se considera una profesional de la salud, tan vulnerable como cualquier persona, pero tampoco mártir, ya que asegura que cuenta con las herramientas suficientes para combatir el Covid, tanto en conocimiento como en insumos.
“En lo personal más que agredida me sentí muy triste porque somos nosotros los de la primera línea y con nosotros va mucha gente de intendencia, rayos X, lavandería, un sinfín de personas y si unos nos debilitamos no avanzamos, me sentí triste porque no me lo esperaba, sabía que existía, no me había tocado de manera personal pero ahí fue donde entendí que mi compromiso no es solamente la atención al paciente sino seguir informando”.
Al hablar del sacrificio que representa atender a pacientes de Covid-19 guarda silencio, traga saliva y se le corta la voz, la seguridad que muestra en todo momento se diluye por fracciones de segundo pero no lo piensa para responder.
“No soy la única que se ha tenido que aislar de la familia, extraño a mi mamá, llevo más de un mes sin poder abrazarla, sin poder estar con mis hermanos y convivir y parte de eso es que me da miedo llevar a mi casa con los que quiero y amo alguna situación de salud diferente, yo creo que el miedo lo tenemos todos pero tenemos la manera de combatir esta situación y es a través de la información”.
MIEDO Y SACRIFICIO
Al preguntarle si tiene miedo de contagiarse o incluso de caminar por la calle con su uniforme reconoce que vivir esta pandemia genera muchos sentimientos. El miedo es uno de ellos, pero no el más fuerte, para responder la pregunta se divide en dos, la profesional de la salud y el ser humano, cada uno vive situaciones diferentes.
“La Lucy enfermera te va a decir que sí tengo miedo porque aunque tenemos todo el equipo, la primera vez que tuve contacto directo con un paciente positivo y que me tuve que vestir con el uniforme, overol blanco, bata, goggles, la mascarilla, la careta, guantes y gorros, es una situación sofocante entonces entras al aislado donde está tu paciente y en ese momento sientes el miedo, pero no miedo hacia tu paciente, al final de cuentas es igual que nosotros, una persona vulnerable”.
Ante la situación –añade- se vive un momento de claustrofobia, ansiedad, pasa una hora y además de estar escurriendo en sudor estás ansioso por querer salir de un espacio tan cerrado en una situación en la que estás encerrado, el equipo te cubre el 95% del cuerpo, “es una situación un poco estresante y en ese momento la Lucy profesional si tiene miedo”.
Terminar la jornada de trabajo y salir del hospital es cuando la incertidumbre es igual o mayor, un virus es prácticamente invisible, imperceptible, pero las personas tienen rostro, hablan, ven, agreden e insultan.
“De salir con el uniforme sí y no, sí hay miedo porque no sabemos la educación y cultura de la gente o el nivel de ignorancia pero a la vez siempre he dicho que soy orgullosamente enfermera, me encanta mi profesión, amo mi profesión profundamente, entonces porto con orgullo mi uniforme, sin embargo ahora lo he tenido que dejar, no por mí, es un compañero de batalla que tiene que descansar un momento pero sé que puedo volverlo a utilizar”.
Reitera que el miedo no nos debe vencer como sociedad, la información es la principal herramienta para combatir la otra pandemia, la ignorancia, una enfermedad que es más difícil de erradicar que cualquier otra.
“Que el miedo no nos gane, tenemos todo, los sitios oficiales y los sitios científicos están abiertos han abierto sus ligas para que nosotros entremos y nos informemos, la información está ahí, yo haría el llamado a la ciudadanía para que se informen para que no exista este pánico y este miedo que se está viviendo que desafortunadamente es lo que lleva a generar este tipo de actos contra el personal de salud y contra los enfermos positivos que se han visto víctimas de esto”.
En contraparte han sido más las muestras de apoyo que ha vivido, ha estado en casi todas, desde que pasó el Santísimo Sacramento, el homenaje de la Policía Estatal, ambulancias, transportistas, músicos y diversos artistas, son las cosas que prefiere recordar y llevarse en el alma.