La ganadora del premio máximo al mérito académico, el Premio Nacional de Juventud es Magaly Villeda, originaria de Acatitlán de Zaragoza comunidad del municipio de Landa de Matamoros; además de ser “la niña de 10”, por su promedio perfecto, apoya como tutora a otras niñas y jóvenes de su comunidad, espera convertirse en médica y estudiar en la Universidad de Columbia.
Magaly es consejera universitaria por la Escuela de Bachilleres de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), a pesar de concursar en la categoría de mérito académico, su perfil no sólo es prometedor para el futuro del mundo incierto, sino también para el presente, pues es una joven activa que hace jornadas de servicio social en el hospital de su comunidad y es consciente de la necesidad de actuar para mejorar.
“Desde los 8 años estuve participando en el ámbito científico y tecnológico, justamente cuando mi profesor de primeria me incluía en actividades y concursos, aunque estaban dirigidas a mayores” en su escuela había un solo profesor para atender los seis grupos de primaria.
Sobre la excelencia académica por la que es muy conocida tanto en su plantel como a nivel nacional, refiere: “mi idea no es solo obtener el 10, también tengo otras inclinaciones como las ciencias sociales y políticas, soy muy multidisciplinaria (…) hago muchas actividades extracurriculares”.
Contrario a otros casos, los referentes para desarrollarse habían sido limitados, pues relató: “no tuve ningún contacto con alguna científica (…) vivo en una comunidad marginada, vulnerable, donde la falta de oportunidades es evidente y las desigualdades persisten, por eso siempre hubo una limitación”.
Como sucede con las casualidades extrañas que parecen partes de un plan, sus primeros acercamientos con la ciencia fueron casi por accidente, pues rememoro: “recuerdo que vi un libro que se llama El Diablo de los Números, ese fue mi primer encuentro con las ciencias, en específico con las exactas (…) en los concursos me daba cuenta de que siempre éramos muy poquitas mujeres”.
Su razonamiento no solamente se ha centrado en lo exacto de las ciencias naturales y exactas, pues ha sido capaz de observar la realidad social y las complejidades que conlleva, refirió: “yo me preguntaba por qué, si en mi escuela la mayoría éramos mujeres y me imagino que en otras también (…) ahí comenzó mi reflexión en el ámbito de la desigualdad en la que estamos”
Incluso, se reconoció como parte de las niñas que viven la desigualdad, asegura que eso fue algo muy impactante, pero también una fuente de motivación que la llevó a querer desarrollarse.
A sus recién cumplidos 17 años ya tiene un proyecto de investigación que pretende desarrollar cuando ingrese a la universidad, se trata del biosensor de cristales líquidos que permitiría detectar enfermedades neurológicas asociadas al Covid-19.
Magaly planea continuar con sus actividades y proyectos sociales, en específico orientados al apoyo y fomento de vocaciones científicas entre las mujeres, jóvenes y niñas en comunidades rurales.