Para el obispo electo de la Diócesis de Querétaro, monseñor Fidencio López Plaza, el volver a la diócesis que lo formó le genera gran expectativa por continuar el trabajo de evangelización y el peregrinar que distingue al pueblo queretano, “un pueblo en fiesta”.
En entrevista otorgada a la Comisión Diocesana Para la Comunicación Social, el padre Gustavo Licón Suárez expuso preguntas de diversos medios locales al décimo obispo de la diócesis queretana.
Monseñor López Plaza dio a conocer que desde el 5 de septiembre el nuncio apostólico (Franco Coppola) le llamó para informarle que el papa Francisco tuvo a bien elegirlo como obispo para Querétaro y la información se publicó oficialmente el 12 de septiembre en el L’Osservatore Romano a las cinco de la mañana, hora local de México.
“Lo primero que sentí fue un sentimiento de desarraigo porque ya había echado raíces en San Andrés y el anunció me provocó lo que provoca un desarraigo, cierto dolor, pero inmediatamente recordé para que lo somos formado los sacerdotes y los obispos para ser felices donde nos pongan y para florecer en la tierra donde Dios nos plante y estoy contento de regresar a Querétaro”.
Reconoció que el hecho de conocer la diócesis y que los feligreses lo conozcan es importante para continuar con el trabajo de evangelización, pues su última labora fue Vicario Episcopal de Pastoral.
“Seguir en estos puntos que espero que sigan vigentes y continuar el camino porque nadie va a inventar, la historia no comienza con uno, hay que tener en cuenta todo el tesoro que tenemos, lo que heredamos de los anteriores y hacer lo que nos toque hacer en el tiempo presente a quien Dios nos va encomendando el camino”.
Reconoció la vocación peregrina de la Diócesis de Querétaro, dela cual su primer recuerdo fue caminar de Agua Zarca y Neblinas hasta la Basílica.
“Caminé y soy hijo de un papá que peregrinó 43 años, me remontó a la piedad popular porque nací en un pueblito en donde había pocos servicios religiosos y la piedad popular que recibí de mis abuelos y padres me fue cultivando esta vocación al servicio de Dios, Querétaro es un pueblo en fiesta”.
Tras cinco años y cuatro meses en la Diócesis de San Andrés, Monseñor López reconoció que se tiene que actualizar y enfrentar los desafíos de la iglesia en general, siguiendo el llamado del papa Francisco.
“Uno de los grandes desafíos es lo que el papa nos ha indicado, ponernos en estado de iglesia en salida, es algo que es muy fácil de decir pero hace falta cambiar la mentalidad que llama la conversión pastoral que considero es uno de los desafíos más grandes que tenemos los obispos, los sacerdotes y también los laicos porque estamos acostumbrados a vivir en una iglesia en estado de conservación, más que en un estado de misión”.