Los tres años de operación del Programa Municipal de Alcoholimetría en la capital queretana, han dejado 10 mil 767 experiencias diferentes, entre anécdotas curiosas, casos peculiares, accidentes y de otras peripecias que pasan los automovilistas como es su lucha estéril por evadir las medidas preventivas que se implementan en distintos puntos de la ciudad.
LOS EVASIVOS
Está el caso de las famosas “leyendas urbanas” para engañar al Técnico Operador en Alcoholimetría (TOA) al momento de aplicar la prueba de alcohol en el aliento, como lo explica Daniel Rodolfo López Landeros, jefe del Departamento de Juzgados Cívicos y Encargado del programa de Alcoholimetría del Municipio de Querétaro.
“Te dicen: oye que si tú masticas chicle, que si comes mazapán, que si masticas tierra, que si te pones una moneda, esas son leyendas urbanas, porque nosotros medimos a través del alcoholímetro el aire que se expira de los alveolos pulmonares”, precisó.
Ante esta situación –expuso- los automovilistas se van con la finta de que esos remedios esconderán el nivel de alcohol en la sangre, nada más falso, y puesto que los aparatos de alcoholimetría tienen un nivel de certeza cercano al 99.9 % ni quien pueda disimular su estado etílico al momento de hacerse la prueba.
LOS ATRINCHERADOS
En cuanto a la seguridad, experiencias desagradables han motivado a los operadores de los puntos de control por alcoholimetría a operar con mejores medidas para evitar accidentes.
“Por seguridad se le solicita (al conductor) que haga entrega de las llaves al TOA, esto derivado de que hemos tenido ya algunas experiencias en las que se queda el vehículo con la llave, el acompañante lo enciende, y ha pretendido dar la huida, hemos tenido algunos altercados ahí”, explicó.
O simplemente se han dado casos en que los conductores, reacios a realzarse la prueba de alcoholemia, se encierran y no son bajados, de los que pretenden huir o se encierran se han dado 15 casos a lo largo de tres años, pero finalmente son conducidos a la fuerza al Juzgado Cívico.
Al menos tres armas de fuego han sido detectadas durante la realización del inventario del automóvil en los puntos de control del alcoholímetro, durante estos tres años.
LOS DORMILONES
Para evitar ser enviados ante la autoridad ministerial, con mayores consecuencias legales, los conductores deben evitar a toda costa registrar en la prueba de alcoholimetría una cantidad cercana o igual a 1.50 Miligramos de alcohol por litro de sangre, pero existen conductores que han rebasado este nivel.
“Hemos tenido hasta 2.96 (miligramos de alcohol por litro de sangre en las pruebas) personas que en la audiencia prácticamente se están durmiendo y así conducen”, comentó.
Al menos, durante los tres años –indicó- se han registrado igual número de casos en que los conductores por ir tan alcoholizados chocan en el punto de revisión.
“En un caso a un vehículo que estaba haciendo la prueba, ahí se impactó, el joven venía del estadio traía vasos de cerveza, uno de ellos todavía lleno, dos casos más en arterias donde se impactaron con unidades personas que venían casi dormidos”.
Con el “perdone joven es que no los vi”, los conductores que se quedan dormidos antes de aplicarles las pruebas, son despertados y sacados del vehículo para evitar accidentes.
LOS GALLITOS
Sin descartar también, los casos en que los acompañantes salen muy “gallitos” para llevarse el vehículo, y a la hora de la hora no pueden, dejando botado el carro y a su dueño.
“Ha habido casos en que sí saben (manejar para llevarse el automóvil) pero sólo automáticos, entonces pues ahí ya se queda el coche porque no se lo supo llevar el acompañante”.
LOS ABANDONADOS
Si el conductor de un vehículo al cual se le aplica la prueba de alcoholemia y es enviado al Torito, el Juez Cívico instalado en el punto de control le otorga un tiempo de espera máximo de 15 minutos, para ver si un acompañante, un familiar o conocido del detenido puede llevarse el vehículo.
A condición de que no presente aliento alcohólico y que tenga vigente su licencia de conducir, de no ser así el vehículo es enviado al corralón.
“Mientras está el vehículo en el lugar (punto de control) llega el papá, el primo el cuñado, el marido, llega la familia, y la verdad no les preocupa el conductor, dicen él se la ganó, lo que les preocupa es el vehículo, entonces mientras el vehículo no sea trasladado ahí tenemos a la familia”, dijo.
LOS NECIOS
La necedad del acompañante, ya sea amigo o familiar que raya en lo ridículo por evitar que se lleven el carro al corralón, en vista de que se está privilegiando la seguridad al tránsito vehicular, ha desembocado en medidas desesperadas.
“Personas que están al interior y no quieren (que se lleven el carro) o el que cerró la puerta del coche, el hijo que se bajó y dejó las llaves adentro, entonces tuvimos que mandar llamar a un cerrajero para que le abriera el vehículo”.
Comentó que han tenido innumerables ocasiones en que los conductores van acompañados de sus esposas que van bien; él se va al Torito y la esposa a su casa, y preguntamos (a las esposas) bueno por qué sucede esto, ellas responden: “porque es necio y no me quiere dar las llaves”.
SALADOS EN EL AMOR
También hay los arrebatos y desilusiones amorosas que forman parte del cúmulo de experiencias en las historias de cada noche fría y solitaria vividos en los puntos de alcoholimetría.
“Esa experiencia es de una chica que pues me la dejaron en el altar, y pues vimos que dio positivo (en el aliento alcohólico) y pues tuvo que venir a pasar la noche al Torito…”.
La mala suerte envuelve a las personas en los momentos clave y significativos de sus vidas, y más si es vida en pareja.
“Una pareja de recién casados dio positivo el conductor, y pues se tuvo que venir al Torito (el esposo) el día de la boda”, recordó Daniel Rodolfo López Landeros.
LOS ENFERMOS
Por último, los casos en que los remitidos al Centro de Infracciones Municipales por Alcohometría padecen de una enfermedad crónico - degenerativa, son tratados con especial atención, sin dejar de lado el cumplimiento de la falta.
“Persona diabética, que pues se les médica o los enviamos a su casa para atención médica, se queda una suspensión (de la sentencia) y ellos acuden posteriormente a cumplir sus arrestos, si te das cuenta la medida es muy estricta, porque deriva de una política pública que busca salvar vidas”, concluyó Daniel Rodolfo López Landeros.