El trastorno del espectro autista (TEA) es, a decir de Gisela Greco, cofundadora del Centro de Autismo en Querétaro, una condición que no debe tratarse como una enfermedad, cuya labor de las familias con hijos e hijas en el espectro del autismo es buscar una intervención temprana para que los niños puedan alcanzar todo su potencial.
Este trastorno se caracteriza por la alteración de la interacción social, comunicativa y sensorial, así como intereses restringidos y repetitivos, tres condicionantes cuyas acciones y comportamientos varían dependiendo del individuo, situación que requiere de diagnóstico por parte de profesionales en el ámbito.
El Centro de Autismo tiene seis años abriendo sus puertas a niñas, niños, jóvenes y adultos con esta condición, mediante atención terapéutica y educativa, además de prestar servicios como la evaluación y diagnóstico para determinar si cierta persona presenta autismo o algún otro trastorno del neurodesarrollo.
"Los pequeños sí tienen que cumplir con estos criterios mencionados para determinar si hay autismo. Estamos hablando de características generales, pero antes de un diagnóstico son seres humanos, son personas que tienen una historia de vida, cierta historia familiar, ciertas características, gustos, necesidades y esto se tiene que considerar", indicó la especialista Gisela Greco.
En México, según los datos de la Organización Mundial de la Salud, se estima que al menos 400 mil niñas y niños tienen TEA, lo que representa una cifra media a decir del mismo organismo, pues la prevalencia varía. "Se está diciendo que uno de cada 64 niños, otros que uno de cada 150, lo que sí es que predomina más en niños que en niñas. En promedio cuatro de cada cinco son niños".
"Cada niño y niña es diferente"; al explicar su experiencia, Gisela refirió que la labor con los niños es a partir de áreas del desarrollo, "donde incluimos actividades cognitivas", así como el tema conductual, "que son las que necesitan estas escuelas regulares para que pueda entrar". En ese sentido, se pretende el desarrollo de habilidades.
Al respecto, los prejuicios sociales relacionados con el autismo perjudican la inclusión de personas que, desde la infancia, presentan ciertos comportamientos o actitudes que son rechazadas, por lo que hay niños que crecen sintiéndose diferentes padeciendo afectaciones en su salud mental.
"Tendemos mucho a juzgar todo, etiquetar todo. Si creces con adultos que han sido diagnosticados o ellos mismos buscan ese diagnóstico, es porque empezaron con problemas de depresión o ansiedad. Imagínate toda la vida sentirte diferente a los demás y que te digan que tienes que ser igual", dijo.
La dificultad de adaptarse a normas y reglas, entre otras características, enfrenta a las y los niños a problemas del estigma, la discriminación y a dificultades, incluso, para acceder a la asistencia. "La depresión lo veo más con personas que no fueron diagnosticadas", mencionó.
"Empieza a pasar en la primaria, de tercero o cuarto, que los niños son conscientes de que son diferentes, que no piensan igual que los otros, que se ven diferentes. Que los otros, inclusive cuando aplico pruebas en adultos, se ve esta parte de que no se sienten identificados con su sexo, y no porque sean homosexuales, sino que, como no encajan, no se identifican. Se preguntan, ¿qué soy?", mencionó.