Da inicio la Semana Santa con el Domingo de Ramos y el obispo de la Diócesis de Querétaro, Fidencio López Plaza, hizo un llamado a la paz, la reconciliación y a mirar en los desposeídos, las mujeres, los migrantes y los jóvenes la oportunidad de la misericordia y la compasión de Jesucristo.
Esto durante la celebración litúrgica en la Catedral de Querétaro, donde al inicio de la misma lanzó agua bendita a los feligreses, desde la entrada de la iglesia hasta el atrio, quienes portaban las tradicionales palmas y ramos de olivo.
"Comenzamos la semana santa con las palmas en las manos y escuchando el grito de Jesús: "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", un grito y una pregunta que estas semanas seguirán resonando y tendrán respuesta. Este es el grito de los migrantes, de las mujeres, de los jóvenes, los pobres".
En la misa dieron lectura al pasaje bíblico desde la traición de Judas hasta la muerte de Jesús, relatando el proceso de su captura, todo ello parte central de la creencia católica, en su celebración más importante, donde decenas de fieles hicieron acto de presencia y dar paso a la Semana Santa.
"No podemos levantar nuestra mirada a la cruz del Señor desviándola de los crucificados en nuestros ojos; la manera más auténtica es reavivar la compasión hacia los que sufren. Empezamos a intirui aque Dios es alguien que sufre, nuestro sufrimiento le salpica. Él está en todos los calvarios de nuestro mundo, este Dios crucificado nos pone en tantas víctimas de inseguridad, violencia e injusticias".
Cabe destacar que el "Domingo de Ramos" marca el comienzo de la Semana Santa, que representa la entrada de Jesús a Jerusalén, aclamado por una multitud como el mesías, y que cae el domingo antes de Pascua, es decir, el sexto domingo de Cuaresma.
Esta fecha se celebra con la bendición y distribución de ramas de palma o las ramas de otros árboles nativos, que representan las ramas de palma que la población esparció frente a Cristo mientras él entraba en Jerusalén.
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Estas palmas representan el respeto, el amor y la creencia en la figura de Jesús. Además, en aquella época se entendían como un signo de riqueza y fecundidad. Estas palmas fueron bendecidas por el obispo durante la celebración litúrgica.